Boda de Víctor
Música de entrada (Palabras de amor)
¿Qué es amor? No lo sé. ¿Tal vez un arte?
¿El fragor de dos pechos bienheridos?
¿Acaso ofuscación de los sentidos?
¿O tal vez el milagro de encontrarte?
Sin duda es el amor punto y aparte:
estar a salvo por estar perdido,
ser extraño en un cuerpo conocido,
sufrir, penar y no poder quejarte.
Paradójico y pérfido misterio:
sentirte bien viviendo alucinado,
entregarse feliz a un cautiverio,
sentirte libre estando encadenado,
tomarse una memez como algo serio.
El amor es… estar enamorado.
Buenas tardes compañeros,
aquí estamos para unir
en matrimonio civil
a estos amigos sinceros.
Vamos a dar testimonio
y vamos a confirmar
de nuevo este matrimonio
que ellos quieren celebrar.
Aquí estoy yo para unir
a Victito y a Vanessa.
él, príncipe, y ella, princesa.
¡quién me lo iba a decir!
Siendo, pues, las trece horas
de este sábado de agosto
con el sudor en el rostro,
ay, señores y señoras,
comparecen ante ustedes
contentos y enamorados,
entre estas cuatro paredes,
Vanessa y Víctor, felices,
radiantes e ilusionados,
sin dudas y sin matices.
Hasta aquí los ha enviado
el impulso del amor,
ese que es dueño y señor
de estos dos enamorados.
Víctor, ese gran amigo
me ha colocado, imprudente
en este aprieto inocente,
¿por qué haces esto conmigo?
Pero es cosa de valientes
acometer con ardor
las cosas que, de repente,
nos aconseja el amor.
Nati y Víctor, ciertamente,
gente cabal, gente fina,
con su Julia y su Marina,
gente buena, buena gente.
Don Víctor y su señora,
gente buena de verdad,
¡siempre honraré aquella hora
en que gané su amistad!
Pero ya está bien de flores,
piropos y gentileza,
vayamos a los amores
que ya espera la cerveza.
No soy concejal ni cura,
soy tan solo un ser humano
que ha vivido de sus manos
y no de su cara dura.
Que vivió y sigue viviendo
entregado a sus amigos,
que siempre viajan conmigo
en mi corazón latiendo.
Estar aquí no es derecho,
sino que es obligación,
así que a lo hecho pecho
y vamos con la canción.
SÍGUEME
Primera lectura de los invitados
Y por fin llegó la hora
de que suba hasta el estrado
un hombre muy preparado,
con ustedes, Paco Lora.
Que sabe de muchas cosas
de la vida y de la gente,
las espinas y las rosas:
escuchadlo atentamente.
ROMANCE
Los invitados, pues, somos
testigos de vuestro amor,
no valen mucho las leyes,
en él manda el corazón.
Pero…
Bueno es oír lo que dice
nuestro Código Civil,
sus artículos en verso
los traemos hasta aquí.
Los cónyuges son iguales
en derechos y deberes,
los hombres y las mujeres
permanentemente iguales.
Ayudarse y respetarse
también es obligación
si sois fieles a esta norma
más fuerte será la unión.
Los cónyuges vivirán
juntos, fieles y leales
y compartirán las penas,
gozos y felicidades.
Segunda lectura de los invitados
Ahora, prestad atención,
porque quiere intervenir,
algo tendrá que decir
el…de Vanessa.
Aceptación del matrimonio
El amor funde dos almas
en un solo corazón,
el amor une dos voces
en una misma canción.
Bien venidos seáis a esta…
donde reina orgulloso el amor
y se hace presente el misterio
de que uno es lo mismo que dos.
Cumplidas las prescripciones,
sin traba ni impedimento,
pasemos a ese momento
de asumir obligaciones.
Víctor, ¿quieres por esposa
a esta gentil compañera,
a esta flor de primavera,
a este clavel, a esta rosa?
Vanessa, ¿tú también quieres
por esposo y compañero,
a este radiante lucero
que loco por ti se muere?
Pues entonces, procedamos
a intercambiar los anillos,
esos lazos pequeñillos,
que anuncian que nos casamos.
Paqui y Quico van a echar
la casa por la ventana
y os vienen a regalar
una hermosa sevillana.
VÍCTOR
Yo, Víctor, te tomo a ti, Vanessa como esposa y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
VANESSA
Yo, Vanessa, te tomo a ti, Víctor, como esposo y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
El beso
Pues con ello ya quedáis
unidos en matrimonio:
todos damos testimonio
de lo mucho que os amáis.
Así que os hago saber,
porque es público y notorio,
que aquí en El Predicatorio,
ya sois marido y mujer.
Por eso y solo por eso
y porque es lo natural
con el momento del beso
ponemos punto y final.
Con cariño y de verdad,
este viejo profesor,
testigo de vuestro amor
os desea felicidad.
Final
El amor es amarrarse
dulcemente a una cadena,
es recibir y entregarse,
es una dulce condena.
Es cadena de alegría,
cuyos suaves eslabones
unirán dos corazones
para el resto de sus días.
Y ya que no son cadenas,
sino cosas del amor;
porque no es una condena,
es algo mucho mejor:
son las cosas del querer,
pasemos al comedor,
con júbilo y con ardor
“a jartarnos de comer”.
Eso esperamos todos. Yo, en las dos últimas bodas que he estado tuve que pedir que me devolvieran el regalo, porque se separaron muy pronto. Este no es el caso, evidentemente. No hay más que ver vuestras caras.