LOS RECODOS DEL CAMINO

Este libro se agotó y ya no hay existencias en las librerías. Yo tampoco tengo ejemplares. Solo puede consultarse aquí debajo.

Tengo pendiente hacer una NUEVA EDICIÓN

Las portadas del libro y del disco comparten los mismos motivos y elementos. Son dos soportes complementarios para acoger los poemas. 29 poemas se han quedado sin recitar.   Cada voz  se acompaña  de una música compuesta, dirigida, interpretada y producidada ex professo por mi hijo, José María (menos La Saeta de Serrat) Tornay Rasero.  Nos parece que tanto esfuerzo ha de merecer la pena, porque se trata de un producto que no creemos tenga muchos precedentes: TEXTO, MÚSICA Y PALABRA, un conjunto que produce un resultado que nosotros entendemos muy atractivo y que estamos convencidos de que os gustará.

APUNTANDO AL CIELO

CAMPANAS Yunques, sonad; enmudeced, campanas. (A. Machado) ¡Ay Ronda, mi hermosa Ronda, levítica como todas las ciudades que se esconden enriscadas entre rocas; viendo perderse los vientos de otro futuro, otra historia. Ronda, preñada de mentes que hablan menos que laboran, que predican con su ejemplo, libres como las palomas, construyendo la canción que nos hace más personas y que siempre han apagado esas campanas que tocan. Sembrada de campanarios, ¡ay Ronda, mi amada Ronda! ¿Cómo puedes soportar campanas a todas horas? Campanas que están volando sonando a muertos y a gloria, campanas del campanario que lleva en su vientre Ronda.
LA TERRIBLE PARADOJA Prisionero de un cuerpo que se arrastra aspira el hombre a saciarse de infinito: vencido por el peso que lo lastra admite su marchamo de proscrito. Pero no se conforma y siempre en guerra tremenda y desigual gasta su vida intentando encontrar una salida que lo levante un palmo de la tierra. Con sus humildes armas pertrechado, hacia la cima con afán se entrega como Sísifo eterno condenado a volver a empezar en cuanto llega. ¡Qué cruel paradoja y de qué modo nos tiene bajo el peso de su espada!: ser capaces de presentir el todo y estar predestinados a la nada. ¡Qué insoportable y negra soledad! ¡Qué feroz desatino! ¡Qué tormento!: ser capaz de pensar la eternidad y poderla vivir sólo un momento.
 EN EL CENTRO DE MI CENTRO En el centro de mi centro he plantado una esperanza; la alimento con mis sueños y la riego con mis lágrimas. Espero que apunte al cielo, aunque sé que es fruta vana, que nunca echará raíces, que no parirá un mañana. Pero yo voy cultivando con esmero, con constancia, su frágil arquitectura, su pobre verdad amarga. Arranco las malas hierbas que la oprimen con sus garras. Le doy calor en invierno y la cobijo en mi casa Pero sé que no es posible que su sombra sea grata. Que nI se abrirán sus hojas ni se extenderán sus ramas. Que no cantarán los pájaros en sus precarias entrañas. Que no besará la luna sus lívidas flores blancas. Que se perderá en la noche como se pierde la nada, pero yo sigo aquí dentro cultivando una esperanza.
 
DIME DIOS I Dime Dios, dónde guardas tu presencia, ¿somos no más que un sueño de tu mente? ¿Es tu forma de ser estar ausente, llenar el mundo entero con tu ausencia? Sé que abuso de tu ancestral paciencia mas no quiero, pecando de inocente, quedarme en la corteza solamente sin saber las moradas de tu esencia. ¿Estás dentro de todo o estás fuera? ¿En el fuego brutal de las pasiones? ¿en la frágil verdad de las quimeras? ¿En la sólida luz de las razones? ¿O tal vez no estás más que en la postrera ilusión de unos pobres corazones?
DIME DIOS II Dime Dios, Tú que estás en todas partes; en todas o en ninguna, da lo mismo, dime cómo salir de este seísmo que me lleva a quererte y a negarte. No he dejado un segundo de buscarte: te he visto en el amor y el altruismo, pero dentro del redil del cristianismo te pierdo cuando trato de encontrarte Dime, al menos, Señor, desde tu gloria, te lo ruego en mi nombre y en tu nombre, sirva para mi bien y tu victoria, no espero que mi duda a ti te asombre: ¿eres el Dios que rige nuestra historia o no eres más que un sueño de los hombres?
DIME DIOS III Dime Dios ¡cómo puedes condenarme si procedo de Ti, de tu sustancia!, Tú no puedes tener tanta arrogancia para quererme y luego despreciarme. ¿Cómo puede ofender mi desatino Tu eterna y colosal benevolencia? ¿Como puede abusar de Tu paciencia quien apenas controla su destino? No me midas con varas celestiales, no soy más que ceniza enamorada; comprende que mis fuegos terrenales al lado de Tu fuego no son nada y entiende que mis faltas capitales son borrones de tu Obra inacabada.
LA VERDAD Todo pasa y todo queda nos dice Antonio Machado; todo pasa y todo queda: el futuro y el pasado. Prendidos al silogismo que nos envuelve en su trampa: hoy llueve, mañana escampa, siempre ha ocurrido lo mismo. La rosa que ayer lucía, que cortó el enamorado, hoy sólo es polvo olvidado sin color ni poesía. Mañana otra mano hermosa volverá a cortar la flor: otra vez el mismo amor, de nuevo la misma rosa. El ave que ayer saltaba torpemente de su nido hoy es un ser presumido cuya energía no se acaba. Cualquier día su locura será presa de otra presa y en su ingenuidad traviesa terminará su aventura. Mañana vendrá a cantar otra ave en su ramaje: el mismo lindo plumaje, igual ansia de volar. El agua que ayer caía alegrando la ribera no tiene ya quien la quiera y se ahoga en la bahía. Mañana una nube fría volverá a llorar su llanto: otra ver el mismo canto del agua que ayer reía. El trigo que el campo grana, que una mano sembró ayer, para volver a nacer, tendrá que morir mañana. Igual los seres que vienen, los de ahora y el pasado, llevan grabado en sus genes el mismo libro sagrado. En la misma soledad calientan sus corazones: detrás las mismas pasiones, dentro, la misma verdad.
RESPUESTAS ¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿Cuál es mi ser verdadero? ¿Acaso sé adónde voy? ¿No seré el punto de un cero? ¿Soy un ente de razón, una entelequia, una duda? ¿Puede amar el corazón con su lengua roja y muda? ¿Soy el que creo que soy? ¿Uno solo y nada más? ¿Fui ayer el que soy hoy? ¿Soy el que ven los demás? ¿Soy esencia o existencia? ¿Soy sustancia o accidente? ¿Dónde duerme la conciencia? ¿Quién configura la mente? ¿Yo soy un fin en mí mismo o tan sólo soy un medio? ¿Si sigo el idealismo, soy un tonto sin remedio? ¿Yo soy un ser trascendente que está apuntando hacia el cielo o soy un ser contingente que no despega del suelo? ¿Quién puso aquí la materia? ¿Quién le transmitió la forma? ¿Quién esa mente tan seria que le puso tanta norma? ¿Este mundo es realidad, es un sueño, una quimera? ¿Dónde vive la verdad? ¿Cuál es la causa primera? Esta vida desbordada: ¿Cuándo empezó y de qué modo? ¿Dónde comienza la nada y dónde termina el todo? ¿Es el presente un estado que dura lo que yo duro? ¿Cuándo termina el pasado? ¿Dónde comienza el futuro? YA LO LLEVAN OTRA VEZ Ya llevan al Nazareno otra vez en procesión: un año más los cristianos han vuelto a matar a Dios, al Dios que anduvo en las aguas, al que iba sembrando amor, al que anduvo entre los pobres repartiendo el corazón; al que se enfrentó al poder, al que se opuso hasta a Dios: al dios de los mercaderes, al dios duro y vengador, al dios de los funcionarios asesinos del buen Dios.
NO ERES TÚ MI CANTAR ¡Oh, no eres tú mi cantar, no puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero sino al que anduvo en la mar! A. Machado. Estética de agonía que glorifica la muerte, sombra y luz de Andalucía, ¡cómo me cuesta quererte! Semana de la Pasión, Gran Poder, la Macarena, llagas en el corazón: ¡ay pena, penita, pena! Yo prefiero al Dios humano que anduvo sobre las olas, no al de clavos en las manos cuajadito de amapolas. No me gusta ese Señor castigado y complaciente con el dolor; y el dolor coronándole la frente. A ese Dios que engendra santos, dogmas, liturgias y clero, nunca entregaré mi canto, ese no es el verdadero. El que derrotó a la muerte, el que trascendió el madero, el que se opuso a los fuertes, ese es el Dios que yo quiero. YA LLEVAN AL NAZARENO Ya llevan al Nazareno otra vez sobre varales, ya las santas cofradías han ocupado las calles: olor de drama en la cruz y de romero en el aire; pasión y muerte, pasión y sangre, divina sangre. Nuevamente las saetas van desgranando sus ayes y tambores y cadenas, resonando en los portales dejan estampas sombrías y sabores medievales. Ya ha sacado el penitente sus mejores alamares: la túnica del armario y el fervor de los desvanes. Ya la gente de mi tierra vive soñando azahares, ya llevan al Nazareno otra vez sobre varales.

ATRAPAR EL HORIZONTE

A VECES ABRO LA PUERTA A veces abro lo puerta y echo a volar las palomas, me vuelvo soplo en el viento, me siento espuma en las olas y de la mano del alba saludo al sol cuando asoma. En la rosa de los vientos lleno mis alas airosas y al cruzarme con la luna pongo mi boca en su boca y me enfrento con los dioses y me embriago con las diosas. Doy mi brazo a los valientes y a los rebeldes, la gloria; a los que luchan, futuro a los que sueñan, memoria y a los que viven de pie rindo mi verso y mi prosa. Cada vez con más frecuencia hablo con la luna a solas, me vuelvo rayo de luz y me río de las sombras Me mantengo en equilibrio entre el infierno y la gloria y en el jardín de una nube planto blancas amapolas, cultivo rosas azules y corazones de goma. Me hago rayo en la tormenta y lanzo lluvias utópicas, sabia que encumbra las ramas y pone verdes las hojas y, en contra de la costumbre, llego al fondo de las cosas. Luego vuelvo a la otra orilla y recojo las palomas y dejo a solas la luna y la luna me abandona y quiero elevar mi vuelo y no me dejan las moscas. CON VERSOS VIVO SOÑANDO A veces en ágil brinco me subo al tronco de un verso para otear las verdades de los paisajes eternos. Otras veces me encaramo a las alturas del cielo, allí donde el más templado sufre el abrazo del vértigo y entre las nubes navego con las alas de los versos. O como el plomo me hundo bajo la línea del suelo donde tiemblan las raíces sobre el fuego del infierno, donde saltan las alarmas y todo es negro, muy negro; pero siempre una metáfora, un serventesio, un cuarteto me prestan su noble luz para alumbrarme por dentro y subo asido a la cola de un amable y gentil verso. Y cuando el barco se hunde, en el último momento, me arrojo, valiente, al mar y, luchando entre los restos, llego a salvo hasta la orilla flotando encima de un verso. En el campo de batalla frente a los contrarios fieros, suelo curar mis heridas con un prodigioso ungüento: tomo el dolor y la sangre y los rencores secretos y los convierto en tranquilos y reconfortantes versos. Y así, furtivo en el mundo sueño constante con versos: si con versos me levanto, soñando versos me acuesto. Con versos vivo soñando, soñando siempre con versos.
ECHA A VOLAR LOS LABIOS Echa a volar los labios de la esperanza, que no quede en tu boca ni una palabra. Nunca te calles, que tus versos ardientes rompan el aire. Una sombra siniestra te está esperando, una triste mordaza sigue tus pasos. No te detengas, seguro en tu camino y siempre alerta. Luna llena en el pecho, sol en los ojos, claridad en la frente, miel en el rostro; hierro en la carne, terciopelo en las manos, fuego en la sangre. Una playa desierta, sin sol dorado, es el alma del hombre deshabitado. Llena tu estanque de esas pequeñas cosas que te hacen grande. Que ninguna frontera ciegue tu marcha, que ninguna muralla parezca alta. Sigue adelante, hay que soñar veredas por todas partes. No dejes que el silencio gane tu espacio, no permitas que nadie cierre tus labios. Siempre la boca, por encima del miedo y la derrota. PRIMAVERA Debajo de la piel hay un incendio que vuelve cada año por este tiempo. Se activan las alarmas de la cordura y la sobria prudencia vuela a la luna. Es la vital borrasca que precipita torrente de ilusiones y de sonrisas. Una explosión furiosa de los sentidos que estremece los cuerpos y los caminos. ¿Qué me ocurre, doctor? ¿Qué está pasando que la paz que gozaba se me ha escapado? Es el sol que reparte ardores de verano y se han puesto amarillos los jaramagos.
CAMINOS No pienses en el camino cuando te pongas a andar: no te preocupe el sendero, lo importante es caminar. No te importe andar despacio, detenerte y descansar: hay que alargar el camino por si no hay nada al llegar. Que no detengan tu marcha más que tú y tu voluntad y ponte a soñar caminos cuando no puedas andar. No desandes el camino ni vuelvas a lo ya andado si no es para aprender a gozar lo no gozado. No hay caminos que descienden ni caminos que se empinan: es el hombre el que los hace cuesta abajo o cuesta arriba. No te apures si en la recta te adelantan los demás: tú sigue andando a tu ritmo que a tu ritmo llegarás; No te importe lo lejos que esté la meta: no gana el que más corre sino el que llega. Echa a volar las palomas si no te dejan andar: más vale soñar caminos que dejar de caminar. De vez en cuando, sólo de vez en cuando, mira a los que contigo van caminando. No son duros los caminos ni mejores los atajos: es el hombre el que los hace cuesta arriba o cuesta abajo. No pases nada de largo por alcanzar un destino: lo importante no es la meta, lo importante es el camino. Invéntate otro camino y no sigas la corriente: ni rápido, ni despacio, a tu ritmo simplemente. No pienses en la llegada, bebe agua fresca y buen vino: más importante que nada es hacer bien el camino. Ponle música a tus pasos, olvídate del destino: hay que llegar a la meta pero viviendo el camino.

CUENTAS PENDIENTES

EL SILENCIO DEL OLVIDO Este tren del silencio que se lleva los mejores momentos de la vida, está siempre en la línea de salida presto a cargar una alegría nueva. Tenaz locomotora del olvido: llévate todo aquello que he gastado; déjame lo que amo, lo que he amado, deja que viva lo que no he vivido. Aquí te espero en la estación sentado, tranquilo y conforme con mi suerte, al placer de vivir abandonado. Deja que guarde entero mi equipaje, lucharé por salvarlo de la muerte mientras tú, cruel, emprendes tu viaje.
ENCINA Reina de nuestros montes milenarios, tu noble verde llena mi paisaje, estás dentro de mí, yo en tu ramaje colgado como un santo escapulario.   De mis campos presencia permanente, presente estás desde mi tierna infancia, entre tú y yo no puede haber distancia, los dos bebemos de la misma fuente.   Mi corazón encuentra su consuelo en el vigor potente de tu savia, en el amor que sientes por tu suelo,   en tu honda verdad dura y añeja; gracias a ti renuevo yo la rabia para que siga viva mi alma vieja.
INVIERNO La tarde va cayendo sin violencia, el sol que pudo ser, se fue sin serlo; la sombra gris de nubes sin paciencia, sin dejarlo nacer, se fue sin verlo. El viento se hace lanza que apuñala, penetra hasta tocar el esqueleto; el monte lo recibe mudo y quieto mientras un agua densa lo resbala. De miedos y congojas presentidas, esas sombras me van llenando el alma y me hacen más frágil y más tierno. También le dan al corazón la calma portadora de anhelos y de vidas. Ha pasado un día más de frío invierno.
LAS RAÍCES Yo nací entre espigas y entre cabras, polvo en verano y barro en el invierno; el pan más duro siempre estaba tierno, calor de leña y aroma de las cuadras. Y fui de la campiña hasta la sierra aprendiendo a esconder las emociones, a sacar los tesoros de la tierra, a romper con la yunta los terrones. En el campo, entre la gente que pisa la dulce tierra, uno se vuelve simiente y a las raíces se aferra. Yo bebía del agua de una fuente alegre, juguetona y cristalina; agua que rebotaba saltarina: polvo de lluvia, puro y transparente. Vine al mundo enganchado a un pentagrama chabacano, entrañable y sensiblero, eché a andar con Juanito Valderrama, fui en mi jaca con los cuatro muleros. Entre espinos y rastrojos, entre chaparros y rocas: se aprende a hablar con los ojos y se mira con la boca. Yo conocí por techo el firmamento en las noches ardientes del verano, cuando estaba al alcance de la mano viajar en la rosa de los vientos. Mi infancia fue alumbrada con candiles, calentada con cisco y con carbón; cumplí sin darme cuenta diez abriles soñando con anuncios de neón. Y fui creciendo a mi modo en una casa encantada, donde faltando de todo nunca nos faltó de nada. Yo vine al mundo en una gris España, odio y sangre aún brotaban de su tierra, heridas como estaban sus entrañas por los cristales rotos de la guerra. Pero yo con los míos tuve suerte y, aunque hubo miembros en las dos partidas siempre apostaron por vivir la vida y rechazar el reino de la muerte. En el campo entre amapolas, entre rastrojos y espinos, el alma vislumbra sola los recodos del camino.
¿QUIÉN HA APAGADO LA LUNA? ¿Quién ha apagado la luna? ¿Quien ha secado los besos? ¿Quien ha convertido el mundo en un burdel financiero? ¿Quién ha roto las amarras que nos unían al misterio? quien ha borrado las huellas que nos ligaban al cielo? ¿A dónde han ido los pájaros y las flores y los versos? ¿Dónde están los ruiseñores que cantaban a lo lejos? ¿Dónde los frutos maduros? ¿Dónde los verdes senderos? ¿Y las saltarinas perlas de los manantiales frescos? ¿Quién silenció las palabras, los enamorados verbos? ¿Dónde están las manos tiernas? ¿dónde los dedos traviesos? ¿y los ojos soñadores de los amores secretos? ¿Y la ansiedad que habitaba entre un cuerpo y otro cuerpo? ¿Quién ha roto la utopía? ¿Quién ha quebrado los sueños? ¿Quién ha derramado el vino de nuestro odres más viejos? ¿Quién se ha llevado esa historia? ¿Quién la esparció por el viento? ¿Quién nos robó ese futuro que nunca será ya nuestro? ¿Quién ha apagado las ascuas que incendiaban nuestros huesos? ¿Quién ha segado la risa ¿Quién ha extinguido aquel fuego? ¿Quién ha ensuciado las playas? ¿Quién ha cerrado los puertos? ¿Quién convirtió la verdad en cifras de muchos ceros? ¿De dónde salió este dios que no perdona a su pueblo? ¿Quién puso un talón sin fondos en su verdad y en su credo? ¿Quién ha apagado la luz para que no nos miremos? ¿Quién ha cubierto de sombras los rostros y los espejos? ¿Quién nos hace confundir las palabras con los ecos, las pantallas con la piel, los valores con los precios, los dogmas con las razones, los ratones con el queso, la verdad con la mentira, la esperanza con el miedo? ¿Quién ha sembrado de espinas los pactos y los acuerdos? ¿Alguien puede abrir la puerta para que entre aire fresco?
RONDA (Dedicado al maestro Pedro Pérez Clotet, en el año de su centenario). Nacida del abismo más profundo te alzas Ronda, sublime en tu estatura y Reina, en lo más alto de tu altura repartes tu grandeza por el mundo. Con los hilos de luz de tu belleza tejió Pérez Clotet su poesía, enjambre de color y de armonía forjado verso a verso, pieza a pieza. Del tesoro que guardas con orgullo, que sólo pueden ver los elegidos, cogió Pedro, salvando del olvido tu corazón que, al tiempo, lo hizo suyo. Tu alma de piedra se enternece y llora al recorrer las sendas de tu historia si el arpegio sin fin de la memoria se revuelve en la tumba donde mora. Quiero cantar la Ronda que se eleva del tópico ruin, de la rutina; la que renace siempre de las ruinas, la que reparte a sus hijos lo que lleva. La Ronda de alma quieta no proclamo. La que las musas del poeta enciende, la Ronda que se escapa y que trasciende: esa es la Ronda eterna que yo amo. De esa Ronda yo quiero ser espejo; de su fuego sagrado ser la llama que se consume ardiendo y que reclama ser de su majestad puro reflejo. Si tus fronteras son el horizonte, erizado de picos que te guardan, llévate mis cenizas cuando ardan para que sean vereda de tus montes. YO Yo no tengo estatura de gigante, nunca fui de guaperas por la vida, procuré caminar siempre adelante, jamás di la utopía por perdida. Mis prendas no pondré nunca en la mesa ni tengo que ocultar mi lado oscuro: el pasado tan sólo me interesa si alumbra con sus luces el futuro. Intento no quedarme en la corteza del fruto que comparto con los otros: hace tiempo aprendí que la riqueza no está fuera, está dentro de nosotros. Me río de las cosas importantes que alarman a la gente bienpensada; procuro no llevar en el semblante las aristas del alma cabreada. Hago frente a los toros que me embisten sin medirles su grado de fiereza; lo mismo que Sabina, soy un triste, un triste que se ríe de la tristeza.

EXTERIORES

GUADALEVÍN Guadalevín tortuoso, hijo de recias montañas, que clava al pasar por Ronda una enorme puñalada que rompe en dos la leyenda y en vil huida se escapa y fugitivo se pierde hacia el mar, en su escapada. Entre juncos y entre adelfas al correr deja preñadas las huertas de la ribera y la tierra que lo abraza: seca tierra que suspira porque detenga su marcha. Guadalevín violento, con tu feroz puñalada fraguaste dos corazones, las dos Rondas que te guardan, la que mira al horizonte, la que duerme en sus murallas. ¿Cómo has podido dejar tanta belleza a tu espalda? Guadalevín tortuoso, hierro de espuma y escarcha, acero de niebla y bruma, puñal que a Ronda apuñala, hoy, agua dulce que vuela, mañana, sangre salada.
PALABRAS Hay palabras oscuras que ocultan la intención del que las dice, hay palabras que duelen y no dejan cerrar las cicatrices. Hay palabras diáfanas y claras como el agua de una fuente y las hay hueras, vanas y vacías como alma del que sigue la corriente. Hay palabras sencillas que igual que a un niño te hacen llorar; hay palabras inútiles como una piedra que arrojas al mar. Hay palabras certeras que van a dar al centro de la diana; hay otras que acarician como la brisa que engendra la mañana. Palabras desbordadas. contenidas, palabras mentirosas y sinceras, sonidos que son pálpitos de vida, brillantes como el sol de primavera. Hay palabras ardientes, hay palabras que queman, hay palabras intactas, palabras que no suenan. Hay palabras de seda, dulces como una tierna bienvenida, hay palabras groseras, tristes como una triste despedida. Hay palabras gastadas, ajadas por el tiempo y por el uso, palabras partidarias de un lenguaje prosélito y confuso. No hay que hacer mucho caso a las palabras, ni malgastar en ellas sentimientos, porque al final de todo las palabras sólo son hojas que se lleva el viento.
ROMANCE DE RONDA Como caída del cielo en medio de la montaña, de una forma natural, lo mismo que cae el agua, Ronda, encima de su tajo por la roca se derrama, sueño de dioses que sueñan una celestial morada. Tus murallas son las huellas de una historia atormentada: ¡qué tiernas gentes sensibles han dado tus duras lágrimas! ¿En quién no florece un verso cuando despiertas al alba? ¿Quién no se siente infinito cuando el sol, triste, se marcha? Los poetas que te encuentran han hurgado en tus entrañas; buscan tu arcano misterio, te han vestido con palabras, palabras de amor que laten en tu profunda garganta. Por ti no pasan los siglos, suspendida en tu atalaya. Ronda, de espaldas al tiempo, permanentemente clásica: eterna quietud cambiante sin alterar su sustancia, como una diosa de piedra, de piedra con luz y alma.
PLENITUD Vas andando por el campo, el sol besándote el rostro, la brisa sopla ligera, la luz lo contagia todo. Mañanas dulces de Ronda que vuelven nuevos los ojos; mañanas tibias que arrojan las sombras a los arroyos. En cada palmo de tierra hay un ardiente rescoldo; en cada rincón del alma hay un inmenso jolgorio. Y los árboles te miran con su presencia de mosto, manchas verdes que respiran -como lo hacemos nosotros- ese soplo de la sierra preñado de mil calostros; ese soplo recio y fuerte que nos invade hasta el fondo. Al otro lado del cerro hay un romance de lobos; aquí dentro, aquí en el pecho hay un silencio de oro. Vas andando por el campo y el mundo parece otro.
PRISA Con ascuas en los pies, siempre de paso sin posarse en nada, el hombre va pasando viendo que pasa todo y todo pasa. Sin romper la corteza, sin apenas fijarse en las fachadas, va labrando su historia como el que escribe un verso sobre el agua. ¡Qué permanente agobio! ¡Qué lamentable condición humana!: estar siempre en camino sin poder nunca detener la marcha. Obviando lo importante, despreciando conceptos y sustancias, en medio de un desierto, entre la soledad y las palabras, palabras inservibles, hermosas y elegantes frutas vanas. A bordo de la prisa, sin parar para un trago en la posada; el gusto por las cosas dura el tiempo que tardas en comprarlas. Las cosas son productos, el hombre es necesario porque paga, el mundo es un mercado ¿y Dios? Dios es la oferta y la demanda.
LA PLAYA DE MARBELLA Ya no reman los forzados en la playa de Marbella: ni látigos restallantes, ni cómitres ni galeras sirven ya para mover las innecesarias fuerzas. ¡Cuánto dolor, cuánta sangre llenan las fosas desiertas! Ya no quedan pescadores en la playa de Marbella: enviudaron las barcas, cambió de manos la pesca, enamorados del mar, condenados a la tierra; penando puertos cerrados, soñando mares abiertas. Hoy ya soplan otros vientos en las playas de Marbella: brotan los cuerpos dorados en sus fértiles arenas y el cemento se ha adueñado desde la orilla a la sierra, y un hombre nuevo y de siempre se esparce por las aceras.
LA LUNA La luna no tiene casa ni tampoco tiene dueño, siempre va de paso y pasa por medio de nuestros sueños. La luna mueve los hilos y nos maneja a su antojo; el alma nos pone en vilo cuando nos miran sus ojos. La luna sabe de amores y también de desengaños y conoce los temores de los amores extraños. La luna camina sola pero tiene compañía: tiene el rumor de las olas, también la tuya y la mía. La luna sale de noche y no conoce su nombre, la luna no tiene coche y corre más que los hombres. La luna va caminando por las veredas del cielo, las nubes la van mirando mientras descorren su velo. Aunque a veces es creciente y las demás es menguante, siempre muere en el poniente y renace en el levante. La luna tiene verdades que nosotros no entendemos, valores de otras edades, de otros mundos que no vemos. Perdona que no te viera no tengo culpa ninguna, no más que verte quisiera, pero es que estaba en la luna.
LÁGRIMAS Efluvios del dolor y la alegría que dejan el océano del alma cuando alguna pasión rompe la calma y te inundan como una gota fría. Nacen del sentimiento más profundo y resbalan surcando la mejilla cuando encuentran abierta la escotilla que enlaza nuestro mundo con el mundo. Unas vienen a ser por cualquier cosa, otras pintan el rostro de colores; o efímeras y leves como rosas o mansamente gélidas y largas; las que manan alivian los dolores, las que no brotan son las más amargas.

FUEGO

DEDOS Te espero con la emoción del que se enfrenta a un piano poniendo su corazón y el alma entera en sus manos. Espero poder tocar tus arpegios, vacilante, conjugando el verbo amar por detrás y por delante; aprendiendo a claudicar dentro de ti en cada instante. En mis dedos tengo todo lo que soy y lo que he sido aún no sé bien de qué modo despertaré tus sentidos; pondré todo en la batalla, incluso lo que he perdido. Preparo impacientemente mis caricias afiladas, muy torpes seguramente mas, sin duda, enamoradas.
NO TE VAYAS SIN MÍ CUANDO TE VAYAS No dejes que se inunde tu costado de recelos, reproches y rutinas ni que vuelvan las negras golondrinas a anidar en los nidos del pasado. Quédate aquí, que el sol no te acobarde, míralo cara a cara, frente a frente; en esta guerra no vale ser prudente, mejor que llegar nunca es llegar tarde. Dos corazones fuertes, codo a codo luchando contra todos, contra todo. Y si aún así, prefieres otra vida, otras olas rompiendo en otras playas, no me dejes llorando tu partida, no te vaya sin mí cuando te vayas.
SOLO TÚ En esa muchedumbre que te mancha tan sólo aprecio formas sin fronteras, multitud de esperanzas sin banderas y sólo tú luciendo en la avalancha. Tengo celos del aire que respiras, de la tierra que pisas y te guarda, siento ansioso mi corazón que tarda en volver a latir cuando me miras. Igual que un silogismo sin concepto, una bota sin vino, un pez sin río, así estoy yo sin tí, como un inepto filósofo sin luz y sin conciencia: soy un insoportable escalofrío si no arde en mi sangre tu presencia.
ELLA Él estaba enamorado, siempre la quiso en silencio, se le notaba en la cara, en la punta de los dedos. Siempre vivió para ella, nunca le dijo te quiero, le bastaba con sentirla, ella era el centro del cielo. Nada que no fuera ella habitaba su universo Ella también lo quería, era el hombre de sus sueños, pero quería escucharlo, no le bastaba tenerlo. Ella lo amaba a su modo como en el cine, en los cuentos… -el amor hecho palabra es el amor verdadero-. Esa breve anomalía se interponía entre ellos; ella buscaba su boca y sólo encontraba besos. Nunca dejó de intentarlo, necesitaba saberlo, de su boca, de sus labios, confirmar lo que era cierto. Cuando, por fin, una noche él fue vencido a su empeño, cuando ganado a su causa le arrancó un vulgar «te quiero», todo empezó a terminarse y ella dejó de quererlo. Juan Antonio García
SIN NADA ESTOY Sin nada estoy, sin nada, incluso estoy sin mí, como un pozo sin agua, seco, nada sin ti. Una planta sin sol, debajo del asfalto y creciendo al revés, al suelo más amargo. ¡Qué derroche de amor perdido para siempre! Y dentro se envenena la flor de la simiente. Y dentro, dentro el zumo podrido del desprecio de la insignificancia que siembras en mi pecho. No sabes cómo duele helarse en este fuego que prende sin descanso y aviva tu silencio. Sin voz y sin mirada, negra oquedad por dentro, sin nada que ponerme, ciego y mudo te espero. AGUDAS PIEDRAS CALIENTES Agudas piedras calientes que lanza una catapulta que antes de nacer se oculta tras los afilados dientes. Vuelan dardos inconscientes buscando blancas dianas, -menuda carne temprana- torpes presas doloridas, vistiendo el alma de heridas y de noche la mañana.
SIN TI Sin ti no tengo puerto donde amarrar mi barca enamorada después de navegar a pulso en medio de la marejada. Sin ti me falta el clavo ardiendo del abrazo imprescindible; me falta la ternura de esa mano callada y apacible. Sin ti me falta oxígeno, respiro como un pez -torpe- en la orilla; si tú no estás en mí se convierte en vulgar la maravilla. Sin ti se cubre el cielo de fúnebres presagios de agonía, sin ti ya no me sirven ni el color, ni la luz ni la alegría. Sin ti no encuentro el ritmo, ando como un lunático errabundo, como un paria, sin ti me vuelvo un exiliado de este mundo. Sin ti ya no soy yo ni tú eres tú brillando entre la gente y un pálido fantasma va borrando tu imagen de mi mente.

HIELO

NO TE PUEDO OLVIDAR No te puedo olvidar ni te perdono, has dejado tan rota mi conciencia que no sé si llorar ante tu ausencia. o ponerme a reír por tu abandono. Saldré adelante, ¿qué más puedo hacer? Mirando al frente, olvidaré el pasado aunque tenga mil llagas mi costado que sangran dolorosas por volver. Así, otra antorcha alumbrará mi frente, otra sonrisa apagará la tuya, tu mirada se irá con la corriente camino de la noche anonadada y en mi playa anhelante y en la suya ya no serás prácticamente nada. MENTIRAS Ya se acabaron los besos que derramaban las bocas y se han convertido en rocas los plumajes más traviesos. Ya se volvieron obesos los suspiros elegantes: nada es lo mismo que antes, al darse la vuelta el viento se vuelan en un momento las mentiras vacilantes.
MI ALMA VENDERÍA Mi alma vendería por perderte de un lado a otro, de un extremo que llora al otro enfermo. Te regalo el puente de plata y el mejor caballo; dejo la puerta abierta a todas horas. Mi alma vendería si alguien te arrancara de mí: brutal desolación, espina gigantesca, llanto que inunda las endebles veredas que me transitan por dentro. Voraz oscuridad que ciega los caminos, que erige muros insalvables para la aniquilada esperanza; odiosa rémora, ¡déjame soñar! Mi alma vendería por dejar de existirte.
TE DEVUELVO LOS BESOS Te devuelvo los besos que me diste, ya no me sirven, no los necesito, puedo apagar la sed de otras maneras y calentarme en invierno de otras formas. Te regalo los gestos, los abrazos, las caricias que no pude ofrecerte. Te invito a contemplar la madrugada con la cruda verdad de los silencios que lo mismo que agudos alfileres se clavan sin piedad en mis paredes. Dejo prendido el fuego enamorado que apenas consumió nuestra indolencia prepárate a cuidar que no se apague tendrás que mantenerlo ardiendo sola. NADA En esa pulcritud de tu mirada no puede haber lugar para el encanto; bella desolación, duro esperanto, compleja operación que suma nada. No hay señales de vida en tu planeta, no hay señales de muerte en tu esqueleto. Cuerpo sin luz, amante inquieto, alma de sombra enajenada y quieta. ¡Ay! Si alguien en el mármol de tu rostro pintara, osado, alguna imperfección o un trocito de sol, de sol de agosto; si a hazaña semejante alguien se atreve, tal vez consiga sembrar una emoción, esa humana emoción que nos conmueve.

INTERIORES

A VECES ME PESA TANTO A veces me pesa tanto, tanto me pesa la vida que grito a los cuatro vientos lo que al alma le lastima. Y miro al Sol a los ojos y él me devuelve sin prisa un rojo aliento dorado que me tapa las salidas y me escondo en el rincón de las tristezas altivas. A veces me duele tanto, tanto me ahoga la vida que el mármol de sus entrañas pone hielo en mis pupilas y ni siquiera este mar, y esta luz de Andalucía son capaces del milagro de apagar las pesadillas. A veces, algunas veces se pone yerma la vida y no es posible brotar del vientre de sus semillas y se convierte en distante y lejana algarabía y sigue estando en nosotros tan cerca, tan escondida. A veces duele el dolor de ser náufrago en la vida, manejando otro lenguaje, otra lógica, otras pistas, otras formas de mirar y otra verdad que salpica, pero no moja ni anega y se va por las esquinas. A veces duele el dolor y pesa tanto la vida.
LA TARDE SE HA PUESTO NEGRA (Para mi amigo Miguel Perujo, ausente para siempre). La tarde se ha puesto negra, el cielo se ha vuelto negro: una feroz puñalada me ha calado hasta los huesos y las más tristes palabras se han apropiado del viento. Negros crespones adornan las fuentes y los almendros, las calles de La Ciudad, las ollas y los calderos. Sin ti, Miguel, queda un hueco más grande que el universo: ¿quién pondrá la sal precisa en el insípido invierno? ¿Quién la salsa más sabrosa en el mustio aburrimiento? Alumbrado por la luna que brilla en el campo abierto, bajo las ramas frondosas de aquella encina, te espero: avisaré a los amigos, tendré preparado el fuego, las copas sobre la mesa y el mejor vino dispuesto, para que cuando tú acudas convertido en polvo eterno, brindemos por la salud celestial de un hombre bueno.
VOCES Voces que exceden las voces que puede dar la garganta; voces preñadas de voces. Tu voz se ahoga entre tantas. Estamos habitados ¡ay! por muchas voces sin coro, pura algarabía, ejército sin nombre ni armonía que gusta de conflictos y de luchas. Voces que te contentan y te apenan voces de otros y voces que son copia voces que te perdonan y condenan voces que impiden escuchar la propia. Murmullo delirante que acomoda la mente alborotada que secuestra. Si no podemos conciliarlas todas que sí podamos distinguir la nuestra. ENVIDIA Pasión que no conoce la pereza es la envidia, reloj que a todas horas acecha al labrador cuando labora y carcome al obispo cuando reza. No acaba nunca ni jamás empieza. Eterna como el hombre al que devora; incansable alquimista y urdidora de encantos que envenenan la cabeza. Es temible, veloz y ciego potro que de amargura corona las sienes, extraño mal que en desazón deviene, duende que se apodera de nosotros que desprecia las prendas que tú tienes por desear los bienes de los otros.
VIVO ENTRE LA RAZÓN Y LA LOCURA Vivo entre la razón y la locura lejos del mundo y cerca de la gente, con un cuchillo romo entre los dientes cabalgo entre la guerra y la ternura. Voy persiguiendo una verdad desnuda, fugaz, resbaladiza y transparente, afirmo estar dudando eternamente y dudo incluso de la propia duda. Voy a ciegas con luces en la frente y noto de qué forma y de qué modo todo es igual y todo es diferente. A todo lo que existe soy sensible por eso suelo hacerle frente a todo: lo fácil, lo difícil, lo imposible.
TODO PASA El camino te lleva y te transforma, cada paso te vuelve otra persona; la vil metamorfosis no perdona. ¿Hay norma más segura que esta norma? Todo fluye en el río incontenible que siempre nos empuja hacia adelante y nos hace posible lo imposible: morir y renacer en cada instante. No me pidáis que finja conocerme ni que mantenga firme el pensamiento; corro un riesgo muy grande de perderme: ya no soy el que era hace un momento A veces voy dejando en el camino una señal, un hito, alguna huella: falsas pruebas que oculten mi destino, breves luces que iluminen mi estrella. Voy perdiendo una parte en cada historia, voy ganando una herida en cada puerto; de cada cicatriz revive un muerto que busca inútilmente en la memoria.
EN UN RAYITO DE LUNA En un rayito de luna, en una esquina del cielo, donde nace la ternura y se reparte el consuelo. En ese lugar sagrado donde se peina la vida, libre de amores frustrados y de ilusiones perdidas, donde se marchan los buitres y vuelven las golondrinas, voy a montar mi despacho, voy a poner mi oficina.

JUEGOS

ESOS TIPOS ESDRÚJULOS Como nos gusta al pueblo esos intrépidos (1) que llevan una vida de película, cargada de unos ritmos tan frenéticos que las nuestras nos parecen ridículas. No caben en sus cuerpos tan magníficos, borrachos como están de tanto éxito, son unos personajes tan prolíficos que sus obras nos dan dolor estético. Por norma, suelen ser unos parásitos que viven del trabajo de los prójimos; estar guapo en la foto siempre es básico, despertar emociones es lo lógico. Suelen tener la mente tan anémica que todo su proyecto filosófico es tener una imagen esquelética y soltar sin parar ristras de tópicos. Todos tienen su grupo de fanáticos dispuestos a reír sus chistes típicos, a llorar con sus amores más trágicos y adorarlos cual bellos dioses míticos. Aprecian de la vida el lado lúdico, no pueden con el peso de sus ínfulas. Cómo nos gusta al pueblo esos estúpidos que llevan una vida de película. (1) Este masculino plural incluye a los dos géneros, como siempre ha ocurrido con los masculinos en plural, que eran capaces de abarcar los dos sexos sin que se molestara nadie. El que se molesta con estas cosas es que está cogiendo el rábano por las hojas.
VERSOS INVERSOS Estos versos transversos no tienen ni contienen ni risa ni sonrisas ni amor ni desamor. En el nudo desnudo de sus velos desvelo la nada que anonada la sombra que te asombra la sola soledad. No miente su simiente, son hijos del prolijo ocio versus negocio, fatal fatalidad. No claman ni proclaman valer como valientes, saber más que los sabios, la vana vanidad. Estos versos conversos sin suelo ni consuelo no mueven ni conmueven la grave gravedad. No ponen ni disponen espera ni esperanza ni el precio del desprecio, vulgar vulgaridad. Estos versos inversos no sienten ni presienten, no donan ni perdonan, son nada nada más.
INSPIRACIÓN Quieres expulsar del alma una gris melancolía; te afanas, pierdes la calma y no sale la poesía. Ese maldito vocablo que debe rimar con rosa -si escribiera como hablo esto sería otra cosa-. Ya parece que te viene, te estremeces un momento y cuando ves que lo tienes has fallado en el acento. Después de mucho reñir con libros y diccionarios ves que has venido a decir justamente lo contrario. Por fin se dejó cazar; no pienses que ya está hecho: los versos deben rimar en el papel y en el pecho.
VIVO ENTRE LA RAZÓN Y LA LOCURA Vivo entre la razón y la locura lejos del mundo y cerca de la gente, con un cuchillo romo entre los dientes cabalgo entre la guerra y la ternura. Voy persiguiendo una verdad desnuda, fugaz, resbaladiza y transparente, afirmo estar dudando eternamente y dudo incluso de la propia duda. Voy a ciegas con luces en la frente y noto de qué forma y de qué modo todo es igual y todo es diferente. A todo lo que existe soy sensible por eso suelo hacerle frente a todo: lo fácil, lo difícil, lo imposible. MALDITA DÉCIMA Ved como, inútil, pergeño unos versos sin fortuna, yo no soy perito en lunas ni un arquitecto de sueños. He puesto mi loco empeño en esta décima mía que está siendo mi agonía porque me tiene perdido; aquí me doy por vencido, ya lo intentaré otro día.
¡QUÉ BONITO ES EL VERANO1 ¡Qué caliente es el verano! con esas carnes al aire, pasto para los gusanos. Y esas barrigas orondas, saturadas de cerveza; y esos traseros grandiosos, que no sabes dónde empiezan. Y las mujeres se vuelven de pronto, tan generosas que miradas desde abajo todas parecen hermosas. Y esos turistas tan blancos, con la cara colorada, volando de tienda en tienda, sin que nadie los entienda, sin enterarse de nada. ¡Qué agobiante es el verano! todo el tiempo en la nevera con la botella en la mano. Y en la cama esos calores que hasta los pelos son mantas y ese charquito asqueroso debajo de la garganta.
Y esas ventanas abiertas y esos mosquitos groseros que dejan ronchas enormes adornándote el trasero. Y esas moscas pertinaces, mensajeras del infierno: asquerosas y voraces, con su pesadez nos hacen que adoremos el invierno. ¡Qué bonito es el verano! todo el mundo en las terrazas con la copita en la mano. Calamares, boquerones, pijotas, pimientos fritos, jamón, filetes, tomates; (en el barrio: serranitos). Y en las mesas las sandías que se abren como flores junto al gazpacho picante, remedio de los calores. Y ese fresco de la noche que acaricia como un beso cuando paseas, tras la cena, que se queda con las penas y reconforta los huesos. ¡Qué traidor es el verano!: cuando mejor te lo pasas… se te escapa de las manos.

MUTIS POR EL FORO

LA FUNCIÓN VA A COMENZAR (Para mi amigo Vicente Ramírez, actor, entre otras muchas cosas importantes). La función va a comenzar; ya te reclaman, Vicente; las luces están a punto, las musas están alegres. En el patio de butacas hay un rumor que se mete como un puñal, en el pecho de los actores valientes. Por el foro, muy despacio, Un personaje aparece Que tú llevas a la grupa con tu talento de orfebre. Le has dado tu corazón, Lo que has sido y lo que eres; tu claridad y tus dudas, tu verdad más evidente, tu recia sangre del pueblo, sangre gorda, sangre fuerte sangre del río Salado de tu Arriate de siempre.
¡AY PABLO! Ay Pablo, tierno, canalla, notas vuelan por tu pecho y en su centro un pentagrama. Dime dónde le robaste A las musas su sustancia, a Artemisa su armonía para partirnos el alma, con tu música bendita, con tu música sagrada. Dime dónde has encontrado esa verdad que proclamas, directa como una flecha que apunta hacia las entrañas. ¡Es verdad!, que yo lo he visto, Ay Pablo, tierno, canalla notas vuelan por tu pecho y en su centro un pentagrama.
JOSÉ MARÍA ORTEGA Tespis de Ronda, sabio de la escena, Molière soñador y visionario que tiene en la cabeza un escenario y un cómico en su alma de verbena. Por La Ciudad destaca su figura, seguida de una corte de extranjeros, cicerone gallardo y pinturero a salvo del dolor y la amargura. Siempre entregado, nunca indiferente, marcha de una pasión a otra pasión: ha habido que cambiarle el corazón, roto el suyo de dárselo a la gente. ¡Que empiece cuanto antes la función que ya tiene la pipa entre los dientes!
EL ACTOR El actor se contempla en el espejo y encuentra que su vida es otra vida; mete otra identidad en su pellejo y acepta un nuevo reto, otra partida. En su historia se funden mil historias, guarda su yo en el fondo del armario, al filo del fracaso y de la gloria transita como un dios el escenario. Su mentira está fuera de su esencia, su verdad está dentro de su abismo, tiene siempre presente en su conciencia que su vida es salirse de sí mismo. El actor del aplauso se alimenta, igual que el transistor de la corriente en su cuenta de ingresos sólo cuenta el calor que recibe de la gente. Tiene en el pecho un potro desbocado cada vez que el telón emprende el vuelo, es de las musas héroe enamorado, dispuesto siempre a despegar del suelo. En escena el actor se siente eterno, él y sólo él; no hay más en su paisaje; es capaz de bajar hasta el infierno para que suba al cielo el personaje.
EL TEATRO El teatro es delirio, es fantasía, es magia que se cuela por los poros, es navegar usando la poesía en el mar de la escena y de los foros. El teatro es consuelo que te eleva, es un gran despilfarro de emociones, es bañarte en un río que te lleva derecho a un maremágnum de pasiones. El teatro es vivir en otras vidas, el teatro es morir en otras muertes, es nunca dar la vida por perdida, es un siempre empezar a conocerte. El teatro es abrir una ventana; es miedo, es tensión y es agonía, es reunir la noche y la mañana, confundir la tristeza y la alegría. El teatro es sacar de la chistera los sueños que sembramos en el viento, es empezar a ser el que quisieras, es volar sin moverte del asiento. El teatro es vivir esa aventura que sueña cualquier alma enamorada; es llegar al umbral de la locura, es vivir en el filo de la nada.
ANTONIO BECERRA ¿Qué extraño mineral cubre tu cara, Antonio, bendición de tus hermanos? ¿Qué noble corazón mueve tus manos? ¿Qué arlequín sueña en ti tu mente clara? Cansado de nadar siempre en la orilla, tú que lo hubieras hecho en alta mar, si los dioses del sino o el azar te hubieran apuntado en su cuadrilla. En cada llaga pone un escenario tu loca y portentosa fantasía, ¡gloria a ti, terrorista necesario que traficas con arte y emociones, que disparas con balas de alegría y pones bombas en los corazones!

PUNTO FINAL

MI BARRIO Como una noche incendiada mi barrio tiene la sangre: azul de mirar al cielo, dulce de tanto mirarse. Mi barrio tiene una luz que derrama por sus calles como un tesoro infinito de todos, pero de nadie. Mi barrio está siempre lleno de gentes de todas partes que nunca comprenderán sus secretos ancestrales, esos que sólo conocen los que sus sueños comparten. Mi barrio tiene la piel curtida por mil azares y en sus venas fluyen gotas de linajudos linajes, por eso siempre parió apellidos respetables: testigos y testimonio de indelebles lealtades. En mi barrio hay cofradías con aromas medievales, amigas de las cadenas y de dogmas seculares. Mi barrio dibuja escudos coronando los portales, de muy rancios abolengos y de oscuras vanidades. Pero mi barrio también sabe mirar adelante, quiere encarar el mañana y el presente más vibrante. Mi barrio vive hacia dentro y por sus poros se evade, se proyecta hacia el pasado y hacia el futuro se esparce. En sus arterias los piercings se alinean con los trajes y las severas beatas con alegres colegiales. Mi barrio aún se estremece mirando al sol de la tarde cómo dibuja en el cielo arreboles impensables. Mi barrio tiene fronteras que limitan con el aire, con murallas infinitas, con tapices celestiales. Mi barrio es parte de mí como yo de mis verdades; no puedo reconocerme sin mirarme en su paisaje.
MI PATRIA Mi patria tiene nombre pero no tiene tierra. Mi patria no me exige ni himnos ni banderas, ni sangre ni dolor ni batallas ni guerras. Mi patria no predica ni mitos ni grandezas ni encierra sus valores en mapas y fronteras. Mi patria no defiende ninguna vaga esencia ni se mira al espejo ni odia lo que hay fuera. Mi patria está en el aire, en el sol y en la arena, donde labran con mimo sus versos los poetas: en los días azules y en las noches de estrellas, en los ariscos montes y en las verdes praderas; en las pequeñas cosas y en las grandes conciencias, en un vaso de vino, en una puerta abierta, en las grandes pasiones y en las pobres miserias. Donde hay un ser que busca las verdades eternas, que ríe y que padece, que se enamora y piensa. En el niño que mira con ojos sin tinieblas, en el hombre que añora, en la mujer que sueña; en unas piernas dulces, en un brazo sin fuerzas; en el alma que siente, donde hay un ser que espera, allí tengo mi patria sin himnos ni banderas. La patria está en el mundo, en la frente, en la lengua, en un alma que sufre y un corazón que tiembla, en el sudor diario y en los besos que vuelan.
MIS AMIGOS Mis amigos son gente muy importante: corazones al viento, almas al aire; cuando fallan no le echan culpas a nadie… Mis amigos son gente muy importante. Mis amigos no tienen miedo de nada: le hacen frente a la vida ponen la cara, se enfrentan al destino, vuelan sin alas. Mis amigos no tienen miedo de nada. Mis amigos caminan siempre de frente, no se ocultan de nada y están alegres. Si no hay frutas maduras, las comen verdes… Mis amigos caminan siempre de frente. Mis amigos no saben volver la espalda tienen dura la piel y tierna el alma; el corazón abierto, como sus casas… Mis amigos no saben volver la espalda. Mis amigos son flores de mil aromas, cuando abren su caletre (mente) salen palomas; los minutos con ellos saben a gloria Mis amigos son flores tiernas, sabrosas. Mis amigos ya saben que a mis amigos en el alma los llevo siempre conmigo. YO PUEDO SER Yo puedo ser un hombre equivocado, yo puedo ser un hombre incompetente, incluso puedo estar desorientado y un puntito, tal vez, contracorriente. Yo puedo ser un hombre que se empeña en cruzar los barrancos más profundos, un pobre soñador que a veces sueña que es posible entender a todo el mundo. Lo que no puedo hacer aunque quisiera es prescindir del nuestro y del nosotros, ni subir empleando una escalera hecha con la desgracia de los otros. Si para poder ir a donde voy he de pisar siquiera una cabeza yo me quedo sentado donde estoy, me conformo feliz con lo que soy mientras me tomo a gusto una cerveza.

SILENCIO

RUIDO Ya no vagan nostalgias por la acera ni los troncos sustentan cabezas despejadas; los números han sustituido a las palabras, los ecos han acabado con las voces. Sigue creciendo el ruido, ya está empezando a cubrir las zonas reservadas hasta ahora y seguirá subiendo hasta alcanzar los tímpanos más nobles, las sagradas verdades. Ya no planean los sueños por las calles ni arrojan claridad los severos conceptos; se perdieron las claves, naufragó el alfabeto. El verbo se hizo grito, exclamación, chillido, gruñido, bramido, ladrido, rugido, bufido, resoplido… Caos, confusión. CARA A CARA Cara a cara se enfrentan dos universos cada vez que dos voces alzan el vuelo. Extraños, insondables, mustios y ajenos; con las puertas cerradas y cerrados los puertos. Tan lejos, aunque cerca ronden sus ecos. Ondas que chocan, guerra de verbos, cara a cara se enfrentan dos mundos viejos, sombríos y gastados mundos opuestos. IMPOSIBLE VUELO Como en monótona cinta, como se corre en un sueño, sin avanzar un centímetro pese al agónico esfuerzo, así mis labios te buscan sin moverse de su aliento, incapaces de cubrir la distancia hasta tu cuerpo; mirando al cielo, buscando un resorte para el vuelo, vuelo imposible que muere antes que el ocioso esfuerzo. Boca que anhela unos labios en el gélido desierto, boca que pide otra boca y encuentra amargo veneno: ausencia, distancia, ausencia, lejos, cada vez más lejos. Boca que busca una voz y sólo encuentra silencio. LA VIDA De una forma vulgar e impertinente llegas aquí por pura carambola y tienes que enfrentarte al toro a solas pese a estar en manada con la gente. Aunque quieras remar contracorriente te enseñan a nadar en Coca-Cola, a aplaudir al mejor, a hacer la ola y a sembrar en su huerto tu simiente Cuando empiezas a verlo todo claro, a conocer las curvas del camino y a enfrentarte tranquilo al desamparo, una mano siniestra, seca y fría enviada funesta del destino te anuncia que acabó tu travesía.
SILENCIO Silencio, el mar se ha vuelto silencio; el cielo llueve palabras más vacías que el silencio y la tierra cría plantas con raíces de silencio; las bocas quieren hablar y sólo escupen silencio. Entre un tumulto de voces sólo se escucha el silencio. II Nuestras palabras sin eco se quedan en simple verbo: ondas sonoras que vuelan como juguetes del viento, sin dirección, sin destino, arpegios a contratiempo, sombras de la triste sombra que oscurece el pensamiento. Si las palabras no manchan, es preferible el silencio. III Silencio, gritan las bocas que se arrullan en un beso y las puertas y ventanas que están cerradas por dentro; y las máquinas que piensan y las bocas de los metros y los claustros y las calles, los estadios y el acero, segunda piel de la carne de los insensibles cuerpos. IV Desde el púlpito una voz enemiga de las voces dispara dardos ardientes a la frente de los hombres. V Detrás de un dorado atril un traje oscuro predica contra el sentido común y nadie se escandaliza. VI Silencio grita una voz y aplaude un coro de voces; voces pidiendo silencio, pidiendo la muerte a voces. ¿Cabe más desolación en las entrañas de cobre? Un hombre grita su voz y no responden los hombres. VII Mordazas desde la cuna, bozales hasta la muerte, desde fuera y desde dentro, mandando silencio siempre. Lloran plomo los oídos sin savia que los sustente y se consumen los labios en un letargo perenne: hay que despertar la voz que plácidamente duerme. VIII Ajena a su derrota se complace la voz en sus acentos tan a gusto en su pompa, gloriosa vacuidad, frustrado vuelo; ligera y desarmada como un globo arrastrado por el viento se arropa, se amplifica, mide su jerarquía en decibelios.
COMO UN BESO Como un beso sin destino, como una boca sin besos, igual que un cuerpo sin mente, que un atleta sin aliento, lo mismo que una utopía que no despega del suelo. Como un ardiente verano vestido de crudo invierno, una ingenua cenicienta sin baile y zapatos nuevos, como un príncipe encantado desalojado de un cuento, como un piloto sin nave y un pirata sin velero. Lo mismo que una memoria despojada de recuerdos. Como un fantasma sin noche, igual que un perro sin dueño, un abogado sin causa, un médico sin enfermo; igual que un árbol sin sombra, una escuela sin maestro, como una reina sin corte, como un patrón sin obreros, como una guerra sin odio o un romance sin “te quiero”. Como una nube sin agua, igual que un santo sin cielo, un ministro sin cartera y una religión sin clero. como una antorcha sin llama, igual que un nido sin huevos, como un castillo en el aire como una pluma en el viento. Lo mismo que un sol sin luz como un poema sin versos, igual que una luna negra, como una vida sin tiempo una verdad sin razón y un misterio sin misterio. Igual que un hombre sin alma, sin carne y sin esqueleto: así está el hombre sin voz, escarchado de silencios. UNA LÁGRIMA AL SON Una lágrima al son de un mundo programado con esmero, merece una canción, una sonrisa en medio del acero; una piel de hormigón sueña entre los motores un bolero. Que baile primero su danza a contratiempo el corazón ese torpe bailarín metido en un cajón, tan lejos de sus lógicos senderos, intrépido arlequín sin un espectador agradecido que aplauda su función, condenada al fracaso y al olvido. Después la soledad en medio de un volcán de soledades, de besos de metal, tan sedientos de cálidas verdades, de unos dedos con teclas en las yemas, palpando adversidades, perdidos para ser mensajeros de una pasión que quema. En esta singladura de trampas y caminos tortuosos, de asesinas premuras, de jefes y robots meticulosos, de calles de amargura, de hediondas y brunas alcantarillas, falta la luz del sol, el sol que nos ocultan las bombillas.
NADA LE IMPORTA AL MUNDO La rueda gira y gira y en su girar destierra la esperanza, Los cálidos suspiros, Las frágiles miradas. el as de corazones, las sabrosas manzanas. El color de las risas el sabor de las lágrimas. el leve traqueteo donde se mece el alma cuando encuentra la huella del rastro de otra alma. La rueda va girando, gira y gira, nada le importa nada, ni los azules mares ni las verdes montañas, ni el olor de una rosa recién decapitada, ni la explosión de luz de la infantil mañana. Todo se desvanece ante la rueda que funesta avanza, como una inexorable y celestial guadaña. La rueda gira y gira y en su brutal venganza llena de sal el aire y ciega las ventanas. Todo lo contamina con su lengua metálica. Ignora las ideas, la obligatoria y generosa rabia. Nada le importa al mundo tu azarosa llegada, si te fuiste o llegaste, si vuelas o te arrastras. Si diste y te entregaste, si envenenaste el agua; si sembraste ternura, si abriste el corazón a otras palabras. Si endulzaste el camino, Si fuiste verso o prosa chabacana. Y eso que mientras fuiste él existió porque tú lo mirabas, porque tú lo soñaste y le diste la luz con tu mirada. Nada le importa al mundo tu presencia, ni tu hoy, ni tu ayer, ni tu mañana.
           
VOLAR ay que volar, volar con alas y sin alas, volar, siempre volar, sentir el mundo bajo la mirada; cabalgar en la grupa de una nube tendiendo a la vulgaridad una emboscada. Volar, siempre volar, volar lejos y cerca de la nada. Hay que volar, volar por las empinadas cuestas que llevan a la utopía, ese noble horizonte que desbroza los caminos e ilumina, que desborda los sueños como una torrencial y cálida avenida. Volando solamente es posible encontrarse con la vida. Hay que volar, volar cruzando oscuridades que pueblan los cerebros y los labios, en una guerra sin cuartel, llevando como espada el diccionario: palabras en el campo de batalla, palabras como dardos. Volar, siempre volar, volar sin dejar rastro. Hay que volar, volar sobre las aguas y praderas que cobijan tiburones y alacranes, sobrevolar la selva, donde en nombre del instinto nos devoramos sin piedad los animales. Volar, siempre volar, sin ruta ni equipaje. Hay que volar, volar sobre santos y laureles, sobre las infalibles autoridades, sobre los campos yermos, volar sobre enanos y titanes; subir mucho más alto, más brillante que el sol más ligero que el aire, Volar, siempre volar, volar mejor que nadie. Volar, siempre volar, sobrevolar las espumas, la luz, el color y las estrellas; volar, sólo volar, sin poner nunca los pies sobre la tierra.