RUIDO
Ya no vagan nostalgias por la acera
ni los troncos sustentan cabezas despejadas;
los números han sustituido a las palabras,
los ecos han acabado con las voces.
Sigue creciendo el ruido,
ya está empezando a cubrir
las zonas reservadas hasta ahora
y seguirá subiendo hasta alcanzar
los tímpanos más nobles,
las sagradas verdades.
Ya no planean los sueños por las calles
ni arrojan claridad los severos conceptos;
se perdieron las claves,
naufragó el alfabeto.
El verbo se hizo grito,
exclamación, chillido,
gruñido, bramido, ladrido,
rugido, bufido, resoplido…
Caos, confusión.
CARA A CARA
Cara a cara se enfrentan
dos universos
cada vez que dos voces
alzan el vuelo.
Extraños, insondables,
mustios y ajenos;
con las puertas cerradas
y cerrados los puertos.
Tan lejos, aunque cerca
ronden sus ecos.
Ondas que chocan,
guerra de verbos,
cara a cara se enfrentan
dos mundos viejos,
sombríos y gastados
mundos opuestos.
IMPOSIBLE VUELO
Como en monótona cinta,
como se corre en un sueño,
sin avanzar un centímetro
pese al agónico esfuerzo,
así mis labios te buscan
sin moverse de su aliento,
incapaces de cubrir
la distancia hasta tu cuerpo;
mirando al cielo, buscando
un resorte para el vuelo,
vuelo imposible que muere
antes que el ocioso esfuerzo.
Boca que anhela unos labios
en el gélido desierto,
boca que pide otra boca
y encuentra amargo veneno:
ausencia, distancia, ausencia,
lejos, cada vez más lejos.
Boca que busca una voz
y sólo encuentra silencio.
LA VIDA
De una forma vulgar e impertinente
llegas aquí por pura carambola
y tienes que enfrentarte al toro a solas
pese a estar en manada con la gente.
Aunque quieras remar contracorriente
te enseñan a nadar en Coca-Cola,
a aplaudir al mejor, a hacer la ola
y a sembrar en su huerto tu simiente
Cuando empiezas a verlo todo claro,
a conocer las curvas del camino
y a enfrentarte tranquilo al desamparo,
una mano siniestra, seca y fría
enviada funesta del destino
te anuncia que acabó tu travesía.
SILENCIO
Silencio,
el mar se ha vuelto silencio;
el cielo llueve palabras
más vacías que el silencio
y la tierra cría plantas
con raíces de silencio;
las bocas quieren hablar
y sólo escupen silencio.
Entre un tumulto de voces
sólo se escucha el silencio.
II
Nuestras palabras sin eco
se quedan en simple verbo:
ondas sonoras que vuelan
como juguetes del viento,
sin dirección, sin destino,
arpegios a contratiempo,
sombras de la triste sombra
que oscurece el pensamiento.
Si las palabras no manchan,
es preferible el silencio.
III
Silencio, gritan las bocas
que se arrullan en un beso
y las puertas y ventanas
que están cerradas por dentro;
y las máquinas que piensan
y las bocas de los metros
y los claustros y las calles,
los estadios y el acero,
segunda piel de la carne
de los insensibles cuerpos.
IV
Desde el púlpito una voz
enemiga de las voces
dispara dardos ardientes
a la frente de los hombres.
V
Detrás de un dorado atril
un traje oscuro predica
contra el sentido común
y nadie se escandaliza.
VI
Silencio grita una voz
y aplaude un coro de voces;
voces pidiendo silencio,
pidiendo la muerte a voces.
¿Cabe más desolación
en las entrañas de cobre?
Un hombre grita su voz
y no responden los hombres.
VII
Mordazas desde la cuna,
bozales hasta la muerte,
desde fuera y desde dentro,
mandando silencio siempre.
Lloran plomo los oídos
sin savia que los sustente
y se consumen los labios
en un letargo perenne:
hay que despertar la voz
que plácidamente duerme.
VIII
Ajena a su derrota
se complace la voz en sus acentos
tan a gusto en su pompa,
gloriosa vacuidad, frustrado vuelo;
ligera y desarmada
como un globo arrastrado por el viento
se arropa, se amplifica,
mide su jerarquía en decibelios.
COMO UN BESO
Como un beso sin destino,
como una boca sin besos,
igual que un cuerpo sin mente,
que un atleta sin aliento,
lo mismo que una utopía
que no despega del suelo.
Como un ardiente verano
vestido de crudo invierno,
una ingenua cenicienta
sin baile y zapatos nuevos,
como un príncipe encantado
desalojado de un cuento,
como un piloto sin nave
y un pirata sin velero.
Lo mismo que una memoria
despojada de recuerdos.
Como un fantasma sin noche,
igual que un perro sin dueño,
un abogado sin causa,
un médico sin enfermo;
igual que un árbol sin sombra,
una escuela sin maestro,
como una reina sin corte,
como un patrón sin obreros,
como una guerra sin odio
o un romance sin “te quiero”.
Como una nube sin agua,
igual que un santo sin cielo,
un ministro sin cartera
y una religión sin clero.
como una antorcha sin llama,
igual que un nido sin huevos,
como un castillo en el aire
como una pluma en el viento.
Lo mismo que un sol sin luz
como un poema sin versos,
igual que una luna negra,
como una vida sin tiempo
una verdad sin razón
y un misterio sin misterio.
Igual que un hombre sin alma,
sin carne y sin esqueleto:
así está el hombre sin voz,
escarchado de silencios.
UNA LÁGRIMA AL SON
Una lágrima al son
de un mundo programado con esmero,
merece una canción,
una sonrisa en medio del acero;
una piel de hormigón
sueña entre los motores un bolero.
Que baile primero
su danza a contratiempo el corazón
ese torpe bailarín
metido en un cajón,
tan lejos de sus lógicos senderos,
intrépido arlequín
sin un espectador agradecido
que aplauda su función,
condenada al fracaso y al olvido.
Después la soledad
en medio de un volcán de soledades,
de besos de metal,
tan sedientos de cálidas verdades,
de unos dedos con teclas en las yemas,
palpando adversidades,
perdidos para ser
mensajeros de una pasión que quema.
En esta singladura
de trampas y caminos tortuosos,
de asesinas premuras,
de jefes y robots meticulosos,
de calles de amargura,
de hediondas y brunas alcantarillas,
falta la luz del sol,
el sol que nos ocultan las bombillas.