Aquí podéis seguir varios momentos de la presentación de la obra "Ronda y Espinel, una deuda pendiente" y del libro de poemas "Ronda y yo: décimas enamoradas".

ACTO DE PRESENTACIÓN DE LA OBRA “ESPINEL Y RONDA, UNA DEUDA PENDIENTE” y del libro “RONDA Y YO, DÉCIMAS ENAMORADAS

(Espinel aparece en escena, despacio y jovial, y se dirige al público).

ESPINEL. Buenas noches tengáis mis queridos conciudadanos. Bienvenidos a este acto. He vuelto a mi tierra, a mi Ronda, para acompañaros durante un rato en esta presentación de una obra de teatro sobre mí y de un libro que honra mi memoria. (Pausa). (Con sorna) Las malas lenguas dicen que no me gustaba vivir aquí, pero no es verdad. Ronda llenaba mi espíritu como ninguna otra cosa lo llenaba. No podía faltar hoy, porque mi ciudad nunca se ha excedido en reconocerme, así, una vez que lo hace, aquí estoy. ¡Siempre es bueno que se acuerden de uno!
(Toma la palabra José María).

INTRODUCCIÓN

Buenas noches, don Vicente, amigos y amigas de Entreamigos. Una precisión inicial: este acto no durará más allá de una media hora; para que os quedéis tranquilos y no os temáis un peñazo largo y aburrido. De todas formas, os pido que no os vayáis hasta el final, aunque está permitido dormirse.

De nuevo nos encontramos a las puertas de un nuevo reto para nuestro grupo como es el de, modestamente, recuperar la memoria de uno de los grandes rondeños ilustres, Vicente Martínez Espinel. (Dirigiéndome a Espinel) Es verdad, don Vicente, que no han sido muchos los homenajes dedicados a su persona. Todos en tiempos reciente. Casi 300 años pasaron hasta que alguien cayó en la cuenta de su existencia y su grandeza. Son muchos años, muchas generaciones de rondeños que no se enteraron de su existencia. Algo que resulta sorprendente y extraordinario, teniendo en cuenta que usted y sus compañeros de viaje (Calderón, Lope de Vegas, Góngora, Quevedo, entre otros), eran muy conocidos en la Corte. Usted también lo era, pero aquí no.

De todo eso va nuestra obra “Ronda y Espinel, una deuda pendiente”. De eso y más cosas, que no debemos ni podemos desvelar. Queden como intriga de lo que vamos a disfrutar el próximo 22 de noviembre. Sí os puedo adelantar que, como siempre, echaremos mano de nuestros tres valores supremos: la música, el teatro y la poesía.

Vamos a aprovechar este acto, además,  para matar dos pájaros de un tiro. La obra ya la hemos desvelado en su protagonista y en la intención. Lo haremos asimismo con un libro que tiene mucha relación con nuestro personaje y con la ciudad que lo vio nacer, porque se llama, nada menos que “Ronda y yo, décimas enamoradas”. Luego revelaremos algo de su historia. Pero vayamos primero a la obra.

RONDA Y ESPINEL, UNA DEUDA PENDIENTE

Así es, por mucho que se haga en memoria de este rondeño grande e ilustre, nunca será suficiente, siempre habrá con él una deuda pendiente.

Como guionista de esta obra que hoy presentamos, tengo que decir que casi todo lo que sé de Vicente Espinel se lo debo a dos personas. Una, José María Ortega de la Cruz; la mayoría lo conocisteis y lo disfrutasteis, como yo lo hice. Él fue quien más hizo por recuperar la memoria de don Vicente, pues a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado, se encargó de organizar y dirigir más de un simposio sobre el hombre y su obra y hasta llegó a editar, algún que otro libro con conferencias y poemas de Espinel.

La otra persona a la que le debo lo que sé de nuestro personaje es una profesora, escritora e investigadora, que hoy está aquí. Estoy hablando de Mari Paz Tenorio. Más que ella no creo que haya nadie que sepa tanto sobre nuestro personaje. Gracias, Mari Paz, por acompañarnos. El libro que más me ha enseñado, del que ella es autora, se titula “Vicente Espinel, músico y poeta universal”. Su lectura es una auténtica delicia, porque, pese a su denso contenido, fruto de arduas y laboriosas investigaciones, tiene un estilo ameno y brillante, que hace que su lectura no solo resulte fructífera, sino, además, amena. Al rigor científico se une la transparencia didáctica, y lo más complicado. Los que habéis leído libros de historia, de ensayo y demás obras de investigación, habréis comprobado que suelen ser textos pesados, complejos y difíciles. Mari Paz consigue lo contrario. Su obra (sus obras) se lee muy fácil… y se aprende mucho. Os lo recomiendo encarecidamente. Si leéis este libro y vais al teatro a ver nuestra obra seréis todos unos auténticos expertos en Espinel. Por cierto, Mari Paz, si decimos alguna barbaridad sobre Espinel, estás autorizada a intervenir y corregirnos.

Faustino, muchas gracias por venir. Otro sabio y enorme conocedor de todo lo que tiene que ver con Ronda y su comarca… Faustino siempre me enseña algo, porque es un pozo de sabiduría. En este caso, además, me proporcionó un par de libros, que son de una tremenda erudición: dos tomos que llevan por título general “Vicente Espinel. Historia y Antología de la crítica. Es una recopilación de trabajos de muchos autores que en su día (creo que en 1993) publicó la Diputación de Málaga.

Pero vayamos a la OBRA “RONDA Y ESPINEL, UNA DEUDA PENDIENTE”

Ahora me gustaría que uno de los actores (un hombre fundamental en Entreamigos) nos desvelara algo de los vericuetos de esta obra, siempre original, como todas las cosas que montamos en nuestro grupo. (Toma la palabra Avelino para hablar de la obra).

El director de escena de la obra, Pablo Jiménez está hoy ausente. Su nieta ha tirado de él para Málaga. Y ante la llamada de una nieta no hay manera de negarse. Él es también el autor de las músicas originales que aparecerán en el escenario. Esta vez yo no soy responsable de ellas. Sí lo soy del guion original y de cuatro décimas que él ha musicado. Pablo es un compositor excelente y un referente para mí.

La música de Pablo necesita a los músicos y a los cantantes que le darán vida. Y ahí aparece un cuadro excepcional. Gente muy experimentada y con mucho gusto, elegancia y calidad.

Curro Bautista, ese genio, se encargará de la dirección musical y del piano. Alberto Mateos tendrá a su cargo la guitarra acústica. Salvador Navarro se ocupará de la guitarra flamenca. Y Erwin Grafe, ese músico total, se encargará del violoncello. Un cuarteto maravilloso y perfectamente adaptado a unas músicas que Pablo ha pretendido que tengan sonoridad antigua y adaptada a los poemas de Espinel y, sobre todo, que sean sencillas y no molesten a la claridad de los textos.

Ellos acompañarán a cinco voces extraordinarias. En realidad, somos 7 cantantes, pero solo cinco son voces extraordinarias. Cualquier cosa que diga de ellas se quedará inevitablemente corta. Pero algo hay que decir. Lleva 14 años entre nosotros; nunca falla, nunca dice no; siempre es un seguro de vida. No puede hacer mejor lo que hace; es, nada más y nada menos que, Ainhoa Pérez. Es una artista con voz sobrecogedora, con conocimiento y pasión a partes iguales; fue mi alumna y no he dejado de quererla desde entonces. Ella es Marta Pérez. Nuestra penúltima incorporación es una voz original y única, con un estilo muy especial, personal, con pellizco que te desborda. Se llama Clara Gil. Ya estuvo con nosotros en una obra que titulamos “La Plaza del Amor”. Su voz es puro terciopelo y su talento, infinito; es Cristina Lobato.Y nuestro último fichaje. No lleva ni un año cantando en público, pero, como dice su profesora, Martha, su capacidad de transmitir no tiene límites. Se llama Lucía y se apellida Pineda. Un lujo para Entreamigos. (Hablar de la escuela de Martha).

(Martha Pérez toma la palabra).

Y que tome la palabra alguno de los músicos… A los músicos les gusta más hablar con las manos, así que esperaremos para escucharlos al día 22.

Es hora de hablar de nuestros intérpretes, actrices y actores, algunos expertos, otros noveles, pero otros apasionados y magníficos. De ellos no va a hablar de don Avelino Écija, esa pasión teatral sin límites. (Semblanza de cada uno).

Antes de terminar con esta presentación de “Ronda y Espinel, una deuda pendiente”, vamos a aprovechar que tenemos aquí a un docto profesor para que nos hable sobre la relación de Espinel con los grandes del Siglo de oro. Tiene usted la palabra Juan. Juan Aparicio.

Y nos queda el tema económico: entradas, gastos, ingresos y demás cosas, que, entre otras muchas, conoce nuestro Secretario/Tesorero… José Manuel Ríos.

(No olvidar voz en off… Carmen Hita).

RONDA Y YO: DÉCIMAS ENAMORADAS

(José María explica la singladura del libro “Ronda y yo, décimas enamoradas”).

La segunda parte de este acto es responsabilidad mía; nada hay que exigirle a Entreamigos, lo que pasa es que yo echo mano de ellos para todas mis cosas. Además, se está cerrando el año de Espinel y pensé que era mejor reunir en un acto las dos presentaciones, para no cansaros y teneros siempre frescos y dispuestos acudir a nuestras pequeñas cosas.

Este libro tiene una larga historia, tan larga que no es conveniente alargarse mucho para contarla. Así que solo diremos que hace varios años que se imprimió y que diversas y variadas circunstancias lo dejaron empaquetado en mi casa. Una fue la muerte de mi querido amigo José María Ortega, compañero de fatigas en estas lides. Otra fue que al editor se le olvidó colocar el nombre del autor del prólogo. Eso me produjo tal decepción que olvidé el libro como algo que ya no interesa. Y ahí se quedó, varado en la orilla donde duermen los sueños que no se cumplen. Pero, por cosas del destino indescifrable, hoy lo sacamos a pasear, porque creemos que este año en el que homenajeamos a Espinel era el tiempo de airear estas décimas enamoradas. Una buena ocasión. Aquel gasto se asumió y hoy se pone a precio menor que el de costo. Algo habrá que recuperar. Por 5 euros un libro; menos que un par de tapas en algunos sitios que yo me sé.

Tengo que decir que si este libro tiene algunas virtudes se deberán por completo a Ronda, a la gran cantidad de valores que atesora. Los defectos que encontréis en él son responsabilidad mía, por no haber sabido captar en toda su plenitud las facetas, matices, grandezas y demás valores superlativos que encierra esta tierra.

Se pondrá a la venta en todos los actos de Entreamigos. El contenido del libro es fácil de adivinar en cuanto se fija uno en el título. Sí, se trata de décimas, de décimas enamoradas, porque uno anda enamorado de Ronda desde que la conocí en el año 1963. Aquella era una Ronda en blanco y negro, en la que, de vez en cuando, solo de vez en cuando, aparecía por sus calles alguna pareja de despistados guiris, que iban preguntando sin encontrar respuesta por todas las esquinas, especialmente del Barrio de La Ciudad. Años más tarde, aquel goteo esporádico de extranjeros se fue convirtiendo en presencia habitual en nuestras calles, para pasar más tarde a ser una avalancha cada vez más numerosa, cada vez más agobiante, hasta convertir a Ronda en una de las ciudades más visitadas de Andalucía. Esto es, por una parte, un orgullo para los rondeños, pero, por otra, es una evidente incomodidad. Una incomodidad que debemos soportar por aquello que del turismo viven muchos conciudadanos. Razón más que suficiente para que nos conformemos.

Bueno, pues todas esas Ronda pululan por las páginas de este libro. Pero, sobre todas las cosas, hay mucho amor, mucho cariño y mucha admiración hacia mi Ronda y mi gente. Y unas ilustraciones preciosas del artista rondeño, Pepe Cabeza (seguro que lo conocéis). Un lujo para mí fue su colaboración en estas páginas.

Como tenemos entre nosotros a un RAPSODA excepcional, no vamos a desaprovechar la oportunidad de que nos recite alguna de esas décimas legendarias de Espinel. Y es extraordinario que no venga del mundo de la docencia o la intelectualidad. Es un empresario rondeño, un honrado trabajador que, en sus ratos libres, se ocupa de estas cosas… Fali Carrasco con ustedes.

Cuchillo que corta el viento

desde lo alto hasta abajo,

certero y sublime tajo

inaprensible, incruento.

Etéreo y sutil  lamento

que regresa eternamente

y brota de  la corriente

quebrada y rota del río,

y remata su tronío

con la corona del puente.

En la Alameda, amanece,

y ya en las ramas verdea

y la savia saborea

el sol que reaparece.

Mientras, el júbilo crece

y vuelve la adrenalina

ciegamente a cada esquina.

Lejos suena una canción

mientras a cada balcón

regresa su golondrina.

En la Alameda atardece,

las hojas nievan el suelo

y la claridad del cielo

se empaña y desaparece.

El tumulto se adormece

y el amor se arremolina

sabiamente en cada esquina.

Lejos suena una canción

mientras de cada balcón

se marcha una golondrina.

(Recito yo…)

Ronda te invita a volar,

a trascender lo corriente,

a fundirte en la inconsciente

insensatez de soñar.

Ronda es lo mismo que amar

lo inaudito, lo intangible;

igual que la imprescindible

aventura de sentir,

la locura de vivir

al filo de lo imposible.

Avelino se quiere incorporar a este carrusel de décimas…

Tres ojos abre mi puente

para mirarse en el río,

para asomarse al vacío

que cobija a la corriente. 

¡Detén tu marcha, detente,

agua, no sigas tu atajo,

no persistas río abajo,

acatando  tu destino;

detente y pinta con tino

la nobleza de mi Tajo!  

Y Juan, que ríanse ustedes de la voz de Fran Sinatra o Luis del Olmo. Juan Aparicio, “la voz”…

Deslumbrante sinfonía

de luz, color y paisaje,

silvestre, arisca y salvaje,

poderosa Serranía.

Y en el centro, la armonía

trenzada en sutiles lazos

y los postreros retazos  

del sol brillando en la hiedra

de ese gigante de piedra

que la levanta en sus brazos.

¿Sabéis una cosa? Don Vicente Espinel, aquí presente, creador o fijador del esquema definitivo de la décima, por eso mismo llamadas “espinelas”, tan solo escribió  diez a lo largo de su vida, que no fue corta. Aquí hay dos posibles explicaciones: o no le gusta a usted mucho empuñar la pluma o su vida revuelta no le dejaba tiempo para el trabajo literario.

ESPINEL.- Eran tiempos diferentes a estos: cualquier cosa, cualquier viaje costaba días semanas y meses. Y yo anduve siempre muy inquieto, de aquí para allá… así que no tuve tiempo de escribir mucho. Porque, además, tenía que estudiar, y mucho.

JOSÉ MARÍA.- Lo entendemos, don Vicente. No hay que juzgar a nadie y menos a una gloria nacional como usted. Ha sido un placer que nos haya regalado su compañía en este acto. ¡Ah y no falte usted el próximo día 22; en el teatro, en su teatro. Allí lo esperamos el día 22, a las 20,30. Será nuestro pequeño y sentido homenaje a su persona… y a su obra.

(Preguntar si alguien del público desea intervenir).

Y a ustedes, muchas gracias por estar con nosotros hoy y siempre. La verdad es que nos sentimos extraordinariamente bien acompañados en todas las ocasiones. Un abrazo para todos y nos vemos el día 22.