La que parece una ciudad quieta, estática, tiene dentro, por descubrir, potencialidades infinitas, recursos por explorar, virtualidades inimaginables. Porque Ronda alberga en sus entrañas todos los caminos, todas las esperanzas… Ronda es un espacio espiritual infinito, sin límites que lo contengan, sin fronteras que la engloben, sin confines que la contengan. Ronda, Ronda sideral, que vuela desde su altura, que se esfuma entre sus trajes vaporosos de niebla, que reina majestuosa desde su trono de piedra. Ronda es infinita porque su horizonte la abre a espacios infinitos, sin más límites que los que tenga la imaginación. Su cielo, limpio, puro, apunta a firmamentos gloriosos, imposibles ni siquiera de soñar, aunque el soñador se llame Rilke y ella sea la ciudad soñada.