RONDA Y YO: PERSONAJES CONTEMPORÁNEOS
¿Qué extraño mineral cubre tu cara,
Antonio, bendición de tus hermanos?
¿Qué noble corazón mueve tus manos?
¿Qué arlequín sueña en ti tu mente clara?
Cansado de nadar siempre en la orilla,
tú que lo hubieras hecho en alta mar,
si los dioses del sino o el azar
te hubieran apuntado en su cuadrilla.
En cada llaga pone un escenario
tu loca y portentosa fantasía,
¡gloria a ti, terrorista necesario
que traficas con arte y emociones,
que disparas con balas de alegría
y pones bombas en los corazones!
Una estrella que alumbra el escenario,
unas manos vibrando tras un chelo
una voz que acaricia, y un consuelo,
un sol que no precisa comentarios.
Una “agüita de abril” que empapa entero
a cualquier corazón enamorado,
una nana que mece, un dulce fado,
una pasión que grita “aquí te espero”.
Un pincel en la boca, una acuarela,
una explosión de luz y de armonía
prendida a sus raíces y a su abuela.
Una cálida y suave melodía,
una emoción traviesa que se cuela.
Todo eso y mucho más: así es María.
Todos estos personajes aparecen en el libro "Ronda. Dos miradas diferentes sobre una ciudad única. Allí pueden encontrase los textos en prose de José Mª Ortega.
En cada bota un pincel,
relucientes como soles,
dibujando un carrusel
de centros, pases y goles.
Una brújula en la frente,
una batuta en la mano;
una muleta valiente
citando a un balón meano.
Conejos de la chistera
saca su magia y lo mismo
es su habilidad certera
con un plátano o una pera
haciendo malabarismos.
Gigi, cincel luminoso
que labra con la pelota,
con el primor de sus botas
versos sabios y gloriosos.
Este Espinel del Derecho,
con indomable certeza
lleva a Ronda en la cabeza
de igual forma que en su pecho.
Disfruta con buen provecho
los veranos, en Dom. Pío,
en la ribera de un río,
los inviernos, en Sevilla
disfrutando de la orilla
del Guadalquivir “florío”.
A lomos del caballo de su arte
has llenado de arpegios medio mundo,
con ánimo flemático y rotundo,
llevando a Ronda siempre de estandarte.
Con luces de bohemia has alumbrado
un camino entre Oriente y Occidente
y con rigor de artista has demostrado
que no hay nada más grande que la gente.
Tu sueño ha sido un lienzo, una quimera,
pintado con jirones de tu vida
que te bebes a tragos, sin medida,
de tu guitarra sólo prisionera;
por notas y pinceles convertida
en plácida y eterna primavera
Profesor “americano”,
marinero de la ciencia
que a bordo de su sapiencia
navega el cerebro humano.
En su corazón serrano
lleva a este pueblo sureño,
de amaneceres de ensueño
y atardeceres dorados.
Doctor Rodríguez Delgado,
orgullo de los rondeños.