Un año a la intemperie: Invierno
UN AÑO A LA INTEMPERIE: INVIERNO
Del 1 de enero al 31 de diciembre de 2014 se irán sucediendo estos manojos de desolaciones, esperanzas, deseos, quejas, reproches…esa purga del alma que clama en el desierto. Estamos pillados. Nos tienen cogidos por los huevos (o por los ovarios) y no piensan soltarnos. La vida consiste en vivir…a pesar de todo.
LO SIENTO
Si no soy como tú quieres
lo siento mucho, lo siento,
pero no era mi intención
molestarte, ser molesto.
Es que yo soy como soy,
y eso es así, pero, bueno,
tú ya sabes que las cosas
valiosas tienen su precio.
Perdóname por ser triste,
disculpa que sea pequeño:
ya no es posible crecer,
eso ya no tiene arreglo.
Y si aún así no comprendes
que quiera ser como quiero,
perdona que te moleste,
de verdad que lo lamento.
LA PIEL
Me envenenanlas mentiras,
y me hieren las verdades;
me lastiman las miradas,
y hasta el rumor de los árboles.
Me perturban los nublados,
me desviven los pesares;
los silencios me asesinan
y me matan los instantes
y me duelen las palabras
y hasta los besos del aire.
¡El precio que hay que pagar
por tener la piel tan suave
como los alas de un cisne,
como el cabello de un ángel!
ASÍ ES MI AMOR
Pulcro como como un galán enamorado,
claro como una luna en primavera,
tan dulce como un bien que no se espera,
perfecto como un santo sin pecado.
Radiante como el Sol del mediodía
blanco como las nieves del invierno,
sabroso como un trozo de pan tierno
feliz como la luz de la alegría
Frágil como una gota de rocío
grato como una brisa en la ribera,
bello como una Tierra sin fronteras;
así luce mi amor, el amor mío,
tan nítido y tan claro que pudiera
fundirse sin machar la tez del río.
AUSENCIA
Estás en mí, pero te siento ausente,
perdida, escurridiza, delirante,
como una veleidad alucinante,
una diosa desnuda y contingente.
Se muestra tu hermosura, indiferente
a la mueca febril de mi semblante;
prisionero soy yo de tu inquietante
pericia para hacerte transparente.
Estás, pero no estás, verdad furtiva,
pálida realidad sin existencia,
poderosa, sutil y fugitiva
entidad disfrazada de conciencia.
Luminosa presencia primitiva,
tu existir es lo mismo que tu ausencia.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO V
Siempre al filo del abismo,
bruno por fuera y por dentro,
con desazón infundada,
siempre al límite del tiempo.
Con el alma atribulada
y con los labios sedientos,
el corazón en un puño
y los calcetines nuevos.
Con la mirada perdida
y con el miedo en el cuerpo,
se pasea por el mundo
el hombre del traje negro.
LA FRENTE MARCHITA
Tengo marchita la frente
de tanto mirar la tarde;
con la edad me hice paciente,
perdonad por este alarde.
Con sensatez imprudente
espero lo que me aguarde;
soy un corazón que arde,
que no escapa de la gente.
Y disculpad que me guarde
de seguir a la corriente;
soy un valiente cobarde,
¡pero un cobarde valiente!
MEJOR
Si vienen las palomas a mi encuentro,
Mejor;
y si llegan las musas a su tiempo,
mejor;
si besa el Sol mi piel enamorada,
mejor;
si brotan elocuentes mis palabras,
mejor.
Pero si son los buitres los que atacan,
aquí estará mi pecho;
si me olvidan las musas a destiempo,
esperaré en silencio;
si el Sol se oculta y no quiere besarme,
me meteré en mi casa;
y si calla mi boca al contemplarte,
hablará mi mirada.
LOS PÁJAROS AZULES
Los pájaros azules
pintan el horizonte
cuando tus ojos miran
mis ojos sin reproche.
Y mis manos se vuelven
terciopelo de luna
cuando tu piel anuncia
temblores de locura
Y en la noche más larga
no dejo de soñarte,
(aunque tú no lo sepas)
ni siquiera un instante.
INVIERNO X
Lasitud de la vida
quieta, apagada;
suben por las paredes
las hojas blancas
del libro del invierno
y tras la ventana
ruge fiero el aullido
de la nostalgia.
Hibernan las pasiones
y la esperanza.
INVIERNO IX
Sus afilados tiendes
muerden con saña
y dejan malherida
la piel del alma.
Agujas que se clavan
son sus miradas,
aguijones ardiendo
de madrugada.
Ni la luna se atreve
con tanta rabia
y llorando se queda
sola en su casa.
INVIERNO VIII
Largo, ceñudo, viejo,
adusto, huraño, canta,
con voz estrepitosa,
su canción solitaria,
su canción mortecina
de tinieblas opacas.
Lo malo del invierno,
lo peor de su casta,
es que coge sus cosas
y se instala en el alma.
PUNTO Y FINAL
Está marcado el punto
y final de la historia,
ya no habrá vuelta atrás:
la última derrota.
Ni la ciencia ni el arte,
podrán girar las cosas.
El reloj, paso a paso,
va marcando las horas
camino hacia la nada,
al reino de las sombras.
TU RISA
Tu risa me devuelve
la mitad de la vida,
sin ella no me encuentro,
me pierdo sin tu risa.
Sin tu risa se queda
mi mirada vacía
y mis ojos se apagan
en la noche infinita.
Tu risa me hace preso,
mi frente se desquicia,
mi maldad se disuelve,
me derrito en tu risa.
PLOMO
Plomo en las piernas,
tedio en la mirada;
bruma en los ojos,
plomo en el alma.
Hay un tren de tristeza
que sin piedad avanza,
por las venas del mundo,
invadiendo la nada.
El cansancio se tienta,
el hastío se palpa,
agotado, sin pulso,
el hombre, pobre, avanza.
INVIERNO VII
Se detiene la sangre
en las venas de nieve
y el pulso se hace eterno
y el amor se contiene.
Ni cantan ruiseñores
ni tiemblan los luceros;
ni siquiera la luna
se sonríe a lo lejos
y el Sol, desde su trono,
deshabitado, hueco,
asoma su semblante
oculto tras un velo.
SIN SENTIDO
¿Por qué lloran las nubes
su dolor infinito?
¿Para qué sopla el viento
su sinfónico grito?
¿Por qué las azucenas
blanquean los caminos?
¿Para qué sale el Sol?
¿Por qué crece el olivo?
¿Por qué este maremágnum
sin razón ni destino?
¿Y por qué hay que buscar
sentido al sinsentido?
INVIERNO VI
Tristeza de las nubes,
calvario de los huesos;
aceras despobladas
y lóbregos atuendos.
Bufandas en hilera
como sierpes al cuello;
desolada acuarela,
desapacible lienzo.
Flamígeras escarchas
en los paisajes muertos
y gotitas de sangre
en los helados versos.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO IV
Ese hombre que camina,
diligente y satisfecho,
tiene oropeles por fuera
y está vacío por dentro.
Su corbata no consigue
cubrir su afligido aspecto
y su camisa de seda
no cuadra con sus adentros.
Ese hombre es un suspiro
desalojado y hambriento,
que no sabe lo que quiere,
porque no quiere saberlo.
VERDES
Están verdes las hojas,
¡las hojas están verdes!
A pesar del invierno,
a pesar de la nieve,
mis hojas se conservan
extrañamente verdes.
Aunque mi tierra esté
sin agua que la riegue,
sin vallas que la amparen,
sin nadie que la siembre,
mis hojas siguen siendo
lujosamente verdes.
TEMPLO
Luna de piedra,
templo serrano,
ojos que miran
azules páramos.
Curvo horizonte,
rocoso marco,
pasión desnuda,
quietud de sabio.
Amor que flota
sobre el espacio,
raíces hondas,
versos alados.
INVIERNO V
La desnudez del alma
se deshace en ventisca
mientras crece el crepúsculo
y se encoge la vida.
Unos gatos glotones
se relamen sin prisa
con aromas de siesta
en la tarde tranquila,
y unas monjas desiertas
van doblando la esquina
con sus vapores negros,
cenicientos de brisa.
ME LLENAN
Me llenan las alondras los oídos
cuando canto en silencio
y me ocupan sin tregua y sin descanso
poderosos ejércitos,
armados con inútiles palabras.
Me colman las encinas del sendero
y me ciñen los labios
los ardores del fuego.
Me cercan los fantasmas
y los ángeles buenos
y me invaden los soles y las lunas,
que habitan el misterio.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO III
Tiene tantas servidumbres
el hombre del traje negro,
que arrastra como un castigo,
penosamente, su cuerpo.
Asolado por las sombras,
habitado por los miedos,
perdido en un laberinto
de sinsabores sin sueños,
como un muñeco camina
el hombre del traje negro.
Encerrado en su ataúd
de Cortefiel y de estreno,
entre la masa se pierde
con ese terno tan serio.
TENGO MARCHITA LA FRENTE
Tengo marchita la frente
de tanto mirar la tarde;
con la edad me hice paciente,
perdonad por este alarde.
Con sensatez imprudente
espero lo que me aguarde;
soy un corazón que arde,
que no escapa de la gente.
Y disculpad que me guarde
de seguir a la corriente;
soy un valiente cobarde,
¡pero un cobarde valiente!
PERDONA
Perdona que te comente:
¿nunca te cansas de herir?
¿Es que no puedes vivir
sin un puñal en los dientes?
¿Eres así, simplemente
o es tu forma de sufrir,
que tiene que conseguir
que sufra también la gente?
Perdona, soy inocente
y aunque yo sé resistir
no lo voy a consentir,
perdona que te comente.
LA VERDAD DE LAS FLORES
La verdad de las flores
reside en el que mira
su misterio escondido
envuelto en la fragancia;
su verdad pertenece
a la mano risueña,
que corta con esmero
su vida, indiferente.
La flor es la conciencia
del ser atormentado,
que crea con su mirada
la verdad de las flores.
ME DUELE
Me duele por arriba y por abajo,
y me duele por dentro
y me duele por fuera,
me duele sin remedio.
Y por todos mis huecos y rincones
se extiende como un fuego
el dolor del dolor de tanta gente,
de tanto sufrimiento.
Me duelen las mentiras
y el cómplice silencio
de los mismos que sufren y se mueren
sin saber que están muertos,
antes de haber nacido,
vencidos por el miedo.
SOMBRAS
El árbol dibuja sombras
que no conoce la noche,
sombras de besos robados
por incautos corazones.
Sombras que guardan la luz
de la frente de los hombres,
esos volcanes ardiendo
con fuego de ardientes soles.
Sombra formada por chorros
de inagotables colores,
que brotan de la penumbra
disfrazadas de las flores.
El árbol dibuja sombras
que no concibe la noche.
ME RÍO
Un río me corre por dentro
con agua, espuma y orillas;
el agua, unas veces turbia;
otras veces, cristalina.
A veces discurre manso
por verdes prados, sin prisa;
otras, se vuelve un corcel
bronco, veloz serpentina,
que va volando hacia el mar
en galopada suicida.
Por eso río navega
mi barca todos los días,
repleta de plenitudes
y de ocasiones perdidas.
Por el río que me invade
marchan mi llanto y mi risa.
PROMETO
Prometo no decir más la verdad
y prometo callar, sellar la boca,
cuando mi lengua furibunda y loca
clame al mundo pidiendo libertad.
No tendré con mi lengua más piedad,
desde ahora diré lo que me toca,
que el que cierra la mui no se equivoca
y gana por su bien tranquilidad
Prometo, si hace falta, no sentir,
prometo, si es preciso, no pensar,
y quitarme de en medio, darme el piro;
ni opinar, ni enfadarme, ni decir,
ni juzgar, ni creer, ni molestar,
y si hay que retirarse, me retiro.
LEJOS
Lejos,
siempre lejos se encuentra la hermosura,
lejos de la razón,
cerca del viento,
lejos de la verdad del corazón,
cerca del sufrimiento.
Lejos,
como una nube de algodón salada,
se mece entre las cosas,
la soledad sagrada,
tranquila, deseada,
paciente, luminosa.
Lejos,
Lejos de todo,
cerca de nada.
LA NOVELA NEGRA
Sus páginas chorrean
la sangre que el misterio
destila entre la fronda,
que abarrota su cuerpo.
Hay en los bajos fondos
un perfume a secreto,
un sabor a derrota,
una ley del silencio.
Por sus calles transitan
truhanes y sabuesos
unidos por los hilos
fugaces de los hechos.
De sus páginas mana
la fuente del misterio.
INVIERNO IV
Las agujas del cielo
se derriten sin pausa;
y en los vientres del mar
travesean las opacas
criaturas sedientas
de luciérnagas blancas.
Trepan ondas azules
por la piel de la escarcha
y la lluvia me llueve
hacia arriba, sin pausa.
LA FACTURA
En la vida se acaba
pagando la factura,
no hay forma de escapar,
os juro que ninguna.
Y de nada te sirve
llorar o hacer preguntas,
ni clamar contra el cielo,
ni reclamar su ayuda.
La verdad no se viste,
está mejor desnuda.
¿VIVIR?
Mirar sin ver,
tocar sin percibir;
llorar sin padecer,
apreciar sin sentir.
Amar sin conocer,
soportar sin sufrir,
caminar sin querer
conversar sin decir;
estudiar sin saber
y vivir sin vivir.
¿DÓNDE ESTÁ?
La mano que acaricia,
¿dónde está?
La mirada que anima,
¿Dónde está?
El ejemplo que invita,
¿dónde está?
La verdad que concilia,
¿Dónde están?
¿Tus certezas, mis dudas?
¿Dónde fueron a dar?
ESPERAR
Aprender a esperar,
disfrutar de la espera,
dormirse en la esperanza,
sin miedos ni certezas.
Simplemente esperar
siguiendo la vereda
siempre, siempre adelante,
sin dar jamás la vuelta.
La vida es esperar
sin nostalgia, sin meta,
esperar sin destino,
disfrutar de la espera.
LA NOCHE DEL ALMA
En la noche del alma
los fantasmas retozan,
se alborotan las brujas
y se alteran las cosas.
Como en un aquelarre,
te cerca la derrota,
se hace estruendo el silencio,
se hacen siglos las horas
y las dudas te invaden,
buscando en la memoria
los dolores pasados
y las oscuras sombras.
EL PROBLEMA
El problema es el motor,
que activa la inteligencia;
los problemas son las llaves,
que abren todas las puertas.
Sin problemas no hay verdades,
ni preguntas ni respuestas.
El problema está en la base
germinal de la existencia:
sin problemas no se avanza,
sin problemas no se empieza.
LA IDEA
La idea es un pálido
reflejo del objeto,
un irrisorio esquema,
un enturbiado espejo;
un gélido fantasma,
sin carne ni esqueleto;
un dibujo grosero,
una entelequia, un eco
de la cosa que encarna;
una sombra en el tiempo.
DETRÁS
Detrás de la algarabía
se esconde la soledad,
esa terrible verdad
desnuda, triste y sombría.
Y detrás de la corriente
hay algo quieto que cambia
también, pero lentamente.
Hay una luz escondida
en cualquier oscuridad,
y una juventud perdida
en cualquier eternidad.
Y detrás de las palabras
hay verdades absolutas,
terribles, duras, macabras.
LA SOMBRA
La sombre, triste, se afana
en seguirme tercamente;
yo le sigo la corriente,
porque sé que es cosa vana.
A mediodía se pone
tan cerca que soy yo mismo
y me vuelvo un espejismo
de mi sombra cicerone.
Mi sombra, sin mí, no es nada;
yo, sin mi sombra, no soy;
ella va dónde yo voy,
siempre a mis huesos pegada.
VÍCTIMAS
Escondido en la sombra,
el futuro imperfecto,
aguarda silencioso
como un ladrón sediento.
Su silueta se intuye
detrás de los espejos
y su forma, desnuda,
fantasma fraudulento,
igual que el horizonte
se aleja sin remedio.
Su rigor es seguro,
su destino es incierto,
sus víctimas, propicias,
su designio, secreto.
EL PODER
Con su cota de malla,
con su lengua de acero,
su verdad infalible
y sus tripas de hierro,
el poder se dirige
al final de los tiempos:
implacable, seguro
despiadado, sereno.
Con su piel de granito
y su instinto sangriento,
ni hay quien lo detenga,
ni quien le ponga freno.
Con su cara radiante
y sus tripas de hierro.
ALGO AMABLE
Hay veces que me sobran
las noches y las tardes,
y me estorba la piel
y hasta el roce del aire
me duele como un dardo
poblado de verdades.
Y renuncio a la luz
y no quiero buscarte
y no tengo consuelo
con nada ni con nadie.
Ni besos, ni caricias,
solo quiero algo amable.
LA GUIATARRA
¿No sabe la guitarra
las penas del cantor?
¿No sabe de las lágrimas
que bañan su canción?
La guitarra conoce
muy bien su corazón
y en sus cuerdas acuna
su llanto y su dolor.
La guitarra sí sabe
las penas del cantor.
UN REFLEJO
Hay un tapiz impreciso
delante de la mirada;
el campo se extiende verde,
aunque la niebla lo apaga.
Asoma el Sol temeroso
su cara de fuego y grana
y el velo de la penumbra
se deshace en retirada.
Un reflejo, puro, limpio,
desde la casa encalada,
anuncia un nuevo horizontes,
renovado en la distancia.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO II
El hombre del traje negro
tiene de luto el alma,
negros los huesos
y en su jardín de infancia
juegan los viejos.
El hombre cierra las puertas
a los colores traviesos,
esos que encienden candelas
en los helados desiertos.
Nada de eso le interesa
al hombre del traje negro.
Que tiene luto en el alma,
negros los huesos,
vencida la esperanza,
el hombre del traje negro.
GRITOS
Gritos, oscuras razones,
que emborronan las palabras,
fronteras impermeables,
que no dejan ver el alba.
Brumas que opacan la luz,
paredes en las ventanas,
cuchillos en las esquinas,
dos frentes vueltas de espalda.
Dos corazones de piedra,
desgañitadas espadas.
Gritos, terribles razones,
Que emborronan las palabras.
PARADOJAS
Cual sale el orden del caos,
brota el gozo de la pena,
la calma de la pasión,
la verdad de la quimera,
el hielo del agua clara
y la luz de las tinieblas.
El Sol brota de la noche,
de la noche, las estrellas
de mis miedos, la razón,
de mis dudas, la certeza,
y del letargo invernal
florece la primavera.
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS IV
El hombre viste de gris,
porque olvidó los colores
en un pasillo del alma,
cubierto de desamores.
En un desván oxidado
se dejó sus ilusiones,
sus caprichos infantiles,
sus gustos, sus opiniones.
Y hasta sus ganas de amar
arrinconó entre las flores
marchitas que no volvió
a regar. ¡Pobres canciones,
que volaron de su pecho,
sin salir de sus nrincones.
LA BARCA
Abrigada por las olas
y mecida por el viento,
solitariamente a solas,
alada reina de un cuento.
¡Ay, barca, quien te tuviera
reina salada y marina,
temeraria y peregrina,
en mi perdida escollera.
Barquita de una acuarela,
en una pared penada,
de los mares olvidada,
eternidad que no vuela.
AQUELLA FLOR
Aquella flor encierra
suspiros y canciones,
metáforas idílicas
y néctares de amores.
En sus pétalos caben
engaños y perdones,
sabrosas melodías,
aromas de la noche,
encuentros y caricias,
besos y ruiseñores.
En una flor se encierran
las mejores razones.
INVIERNO III
Dulce es el sol que calienta
los carámbanos de fuego,
que erige la madrugada
con sus cinceles de hielo.
Caricia que dulcifica
el gélido son del viento,
matizando los rigores
satánicos del invierno.
Dulce como la mistela,
dulce lo mismo que un beso,
es la caricia del Sol,
que me corteja en enero.
VERTICAL
Vertical sobre la espuma
se levanta como un roble
de piedra templada y noble
desafiando la bruma.
¡Ay, vertical fortaleza
desnuda, quieta y callada,
por el aire amurallada
en milagrosa proeza.
Ojos mirando al poniente
con asombrosa armonía,
llenos de melancolía
que llora su augusta frente.
INVIERNO II
En sus brazos se aflige
mi postrada osamenta ,
que una blasfemia erige
al dios de la tormenta.
Bajo un techo de plomo
Se agiganta mi pena
y no sé muy bien como
soporto esta condena.
La angustia de estar vivo,
el beso del infierno,
con tristeza recibo
cuando llega el invierno.
UNA NORMA
Hay una norma que rige
sobre el conjunto de normas
de todas clases y géneros,
que reinan sobre las cosas.
Una norma no firmada
ni escrita, solo una norma
inscrita en el genotipo
germinal de las personas.
Una tensión que convida
a respetar la memoria,
pero mirando al futuro,
como flecha voladora.
EL PRIMER BOLEROO
Justo es que el primer bolero
se llamara así: Tristezas;
fue el inicio de una ristra
de desamores sin tregua.
En la historia del bolero
hay más desdichas y penas
que corazones gozosos
y plenitudes de fiesta.
la gracia de la desgracia,
el desliz que no se espera,
es la flor de este jardín
de misteriosas esencias.
Por eso el primer bolero
tuvo por nombre Tristezas.
EN TUS LABIOS
En tus labios se pierde
la noción del espacio,
el tiempo se diluye,
el viento se hace manso
y una guerra se vuelve
mi ansiedad por besarlos.
Tus labios son futuro
abierto, insospechado,
promesas de verdades,
que no saben los astros,
porque al final de todo,
de un modo necesario,
en el centro del mundo
solo quedan tus labios.
DENTRO Y FUERA
Dentro, solo por dentro
me miro y me conozco.
Dentro soy lo que soy;
fuera me descompongo,
no me acuerdo de mí,
soy casi otro.
Solo dentro me hallo,
me encuentro, me acomodo,
mientras fuera me siento
como un juguete roto,
un paria del destino,
un jinete sin potro.
Dentro soy casi yo;
fuera soy casi otro.
CONVIVENCIA
Aunque parezca imposible,
tengo que hacer convivir,
en plenitud y armonía
un bolero de Machín
con un rap estrafalario
y un pasodoble cañí.
Una balada romántica
con Yesterday e Imagine;
una copla de Juanito
con Michael Jackson y así,
con razón y con juicio,
con ciencia podré decir,
que subido a un pentagrama,
yo la cabeza perdí.
INVIERNO I
Y de pronto un puñal,
helado, transparente,
transfigura en cristal
el gozo de la fuente.
Envuelto en algodones,
escarchas y rocío,
oculta en sus cajones
temblor y escalofrío.
Con sus manos de hielo
lastima mis heridas;
¡maldición de ese cielo,
que congela la vida!
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS III
El hombre del traje gris,
por imitar al de blanco,
bebe whisky sin alcohol
y riega flores de plástico.
Perfuma su aburrimiento
con aromas tan baratos,
que nadie a su alrededor
percibe en él ningún cambio.
El hombre del traje gris
siempre lleva el mismo paso,
la misma mueca afligida,
el mismo gesto cansado.
LA LLUVIA MISTERIOSA
La lluvia empaña el ojo,
la lluvia pone un velo en la mirada;
el paisaje se enturbia
por el albor del agua
y las luces del día
con tibieza se apagan.
Pero la lluvia tiene misteriosa
armonía con el alma
y provoca venturas
en las penas cansadas,
y plácidas tinieblas
y turbulencias mansas.
GARCILASO
¡Ay, Garcilaso, divino
trovador de los amores
de pastoras y pastores
en medievales caminos!
En los paisajes idílicos
ataviados de candor,
aún suenan los tonos líricos,
que iba tocando el amor.
¡Ay, Garcilaso, poeta
alquimista de canciones
y perito en la secreta
verdad de los corazones.
MACHADO II
Las huellas del caminante
van construyendo el camino,
esa senda vacilante
sin descanso y sin destino.
Machado, aquel adivino,
nos enseñó en su cantar,
que no hay que buscar caminos,
se hace camino al andar.
Y que esa senda es vereda,
que no se vuelve a pisar;
todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar.
EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS II
El hombre del traje gris,
cuando se mira al espejo
no encuentra al niño que lleva
susurrándole en el pecho.
Una aureola de nada
lo corona con desprecio:
un vacío que lo invade
como un invencible ejército.
El hombre mira y no encuentra
ni una gota de misterio,
todo es vulgar y vulgar
es su mirada de viejo.
Al hombre del traje gris
lo asesinan los espejos.
A VECES
A veces crecen bombones
y amapolas en el pecho
y dan ganas de saltar
y lo viejo se hace nuevo.
Y fuegos artificiales
invaden el esqueleto
y luces y serpentinas,
de fiesta llenan el cuerpo
y las campanas repican
y se detiene hasta el tiempo
y una llama misteriosa
te va avivando por dentro.
Solo a veces es posible
dejar la pena en silencio.
HERIDA
El río Guadalevín
es una herida rocosa
que divide en dos mitades
la arquitectura de Ronda.
En dos mitades enteras,
en dos porciones gloriosas,
en dos mitades que encuentran
su plenitud en la otra.
El río Guadalevín
hiere con su beso a Ronda.
Ç
EQUILIBRIO
El pájaro conserva
la Tierra en equilibrio
y sobre dos alambres
observa el infinito.
Mantiene con el viento
una lucha de siglos
y casi siembre gana
porque sigue su instinto.
Vivir es caminar
al borde del abismo.
AZAR
¿Fue culpa de la luna?
¿Tal vez fueron los astros?
¿Qui zás fue la fortuna
la que movió tus labios?
Me dijiste que sí
y yo me sentí a salvo,
porque todos mis miedos
se fueron retirando,
y empecé a delirar,
mientras mi voz, despacio,
intentó responder,
hablarte, sin lograrlo.
EN UN DESPACHO
Como un jilguero enjaulado,
su corazón de pirata,
de corsario estrangulado
por la piel de una corbata,
se siente mi yo bohemio,
cansado de ser prudente,
sin recibir otro premio
que soñar eternamente.
Un loco que no se entera,
un cuerdo sin ilusiones,
un invierno en primavera,
un cantante sin canciones.
LA FUENTE
Se ha secado la fuente,
que endulzaba el sendero,
que preñaba el arroyo,
que alegraba los huertos.
Mis flores están mustias
y el tronco de mi cuerpo
se ha quedado sin ramas,
desamparado, viejo.
Mi prado se ha secado,
mi dolor se ha hecho eterno,
mi boca, una amargura;
mi campiña, un desierto.
Se ha secado la fuente,
que brotaba en mi pecho.
ANTONIO MACHADO I
Sus Campos de Castilla
son radiantes ventanas,
oasis solitarios
en medio de la nada.
Antonio sabe unir
el fuego y la palabra
y alumbrar con sus luces
los pasillos del alma.
En una España gris,
en una triste patria,
él va abriendo caminos
de lúcida esperanza.
MÁS SILENCIO
Sus Campos de Castilla
son radiantes ventanas,
oasis solitarios
en medio de la nada.
Antonio sabe unir
el fuego y la palabra
y alumbrar con sus luces
los pasillos del alma.
En una España gris,
en una triste patria,
él va abriendo caminos
de lúcida esperanza.
EL OJO
El ojo te mira,
traspasa tu piel,
penetra y penetra
una y otra vez.
Y no hay manera
de escapar de él,
porque el ojo sabe
lo que hay que saber:
entrar en tu mundo,
hurgar en tu ser
y sacar de dentro
tu esencia después.
El ojo es un sabio
que todo lo ve.
PERSECUCIÓN
Vienen detrás de mis pasos
los distinguidos melones
y los abdómenes grasos
pisándome los talones.
¡Ay, cómo quema el aliento
maloliente y corrompido
de no decir o que siento
cuando me encuentro vencido!
Y me arañan con sus uñas
las alimañas rabiosas,
y me azotan las pezuñas
de las bestias peligrosas.
Pero yo, desesperado
me aparto de mi camino
y un aullido desgarrado
muere entre cardos y espinos.
OJOS
Aunque tiemblen los años
en su pupila regia,
aunque la luz se apague
debajo de sus cejas.
Aunque rueden marchitas
sus lágrimas de arena
y se evapore el mar
de su frente indefensa,
quedará su sonrisa
alumbrando la Tierra:
sus ojos morirán,
su mirada es eterna.
Y ES MÁS DURO EL INVIERNO
¿Es real esta ausencia?
¿Es verdad este miedo?
¿Es sincera esta duda,
que taladra los huesos?
¡Ay, cómo cala esa música
Celestial del infierno!
¡Cómo quema la sal!
¡cómo amargan los besos,
que vuelan sin dejar
ni rastro de deseo!
El Sol ya no calienta
y es más duro el invierno
y las manos no alcanzan
ni la luz ni el misterio.
EN HOMBRE DEL TRAJE GRIS I
El hombre del traje gris
va persiguiendo al de negro;
lo persigue sin querer,
como una sombra sin dueño.
¿Por qué van tan envarados,
mirando siempre hacia el suelo?
¿Por qué parece que huyen,
por qué circulan tan serios
Y por qué fruncen las cejas
para llorar en silencio?
Llevan el mismo camino,
espinoso, polvoriento,
el hombre del traje gris
y el hombre del traje negro.
BRINDIS
Otra ronda, camarero,
que me toca a mí brindar
y quiero mi copa alzar
en este siete de enero,
por los que saben ganar
sin hacer ni un prisionero.
Ni necesitan matar,
ni trampear el sendero.
Por ellos voy a brindar,
mientras me quito el sombrero.
PERDIDO
Como un matiz de nada,
que no conoce el aire,
ni la luz, ni el misterio,
ni las hierbas del valle.
Como una fruta vana,
que no sabe de nadie,
ni aprecia lo que quiere,
ni quiere lo que sabe;
así me siento hoy,
sediento de mi sangre,
desnudo ante mi cuerpo,
perdido por las calles.
LA LUZ
De pronto, ves la luz,
detrás del túnel negro
y empiezas a creer,
que va a cambiar el tiempo.
Y miras de otra forma
y lloras en silencio.
Pero era un espejismo,
el reflejo de un sueño,
y otra vez las espinas
se apropian del sendero
y de nuevo la luz
se pierde sin remedio.
EL HOMBRE DEL TRAJE NEGRO I
¿A dónde va tan deprisa
el hombre del traje negro?
Va mirando sin mirar,
igual que si fuera ciego.
¿Acaso olvidó su vida
en un rincón del sendero?
¿Alguien le puede decir
que la meta no está lejos,
que no es preciso correr
ni hace falta ser primero?
¿Alguien le puede indicar
que es un vivo que está muerto?
INCONCLUSA
El día que yo me muera
saltaré de la tumba,
para acabar la obra
que dejaré inconclusa.
¿Inconclusa? ¿Qué obra?
¿Es obra la ilusión?
¿Es obra la locura?
¡Bah!, apenas son reflejos,
fantasmas de una duda…
la duda de vivir,
esa terrible lucha
más acá del placer,
más allá de la tumba.
FRÍO
Frío,
como un concepto helado
va discurriendo el río.
Cansino, indiferente,
sin darte apenas cuenta
te lleva la corriente.
Despacio, lentamente,
se va llevando al mar
tu mirada inocente.
Frío,
con un vestido helado
de escarcha y de rocío,
camino de la nada
se va perdiendo el río.
UNO DE ENRO
Cansado empieza el año,
uno de enero;
sin luces ni horizonte,
vencido sin remedio,
porque antes de nacer
parece muerto.
Un año que se engancha
a su anterior postrero
como una sombra nueva
sobre un hermano viejo.
Con plomo sobre el alma:
uno de enero.
LA VIDA ES…
La vida es un breve
crepúsculo negro;
breves resplandores
encienden el cielo,
incendian el alma,
emprenden el vuelo.
Pero son señales,
instantes, momentos;
lo que queda siempre
flotando en silencio
es la larga noche
plagada de miedos,
sombría, desierta,
desnuda en el hielo.