II Certamen de Teatro «José María Ortega de la Cruz»
Mi intervención en el acto
CLAUSURA II CERTAMEN DE TEATRO “JOSÉ MARÍA ORTEGA DE LA CRUZ”
Buenos días, amigas y amigos del teatro y de la música y de la poesía.
El II Certamen de Teatro “José María Ortega de la Cruz” ha vuelto a honrar la memoria de este hijo predilecto de Ronda, que dedicó una buena parte de su vida a meternos en el cuerpo el veneno del teatro.
Esta segunda edición ha vuelto a convocar en el Teatro Vicente Espinel a otro ramillete de obras extraordinarias, que de nuevo han estado muy por encima de la respuesta del público rondeño. Yo lo siento doblemente: por una parte, me duele como enamorado del teatro; por la otra, lo lamento profundamente como enamorado de Ronda.
Cuatro obras, que nos han traído hasta aquí el viento fresco del nuevo teatro que se está haciendo en España. Desde Córdoba, la compañía Squizo Teatro nos puso de manifiesto cómo pesan los prejuicios y los fantasmas personales en la búsqueda de la verdad. Desde Elche, la compañía Teatro en Construcción fue una bocanada de teatro total y moderno; desde Ibi, la Compañía “Font Viva Teatro” nos enfrentó al drama de la violencia cotidiana y la degradación del ser humano. Y, como colofón, la Compañía Inhabitans, de Lleida, nos puso ante el gran enigma… ¿llegaremos a tempo de salvar el planeta?
Es verdad que la asistencia no ha sido masiva, pero también debemos entender que el teatro es un bien que hay que proteger al margen de esas contingencias.
No debemos rendirnos; hay que seguir perseverando en el reto; por eso, animo a todos los organizadores: el TES, ENTREAMIGOS y la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, a que no desmayen ni caigan en la tentación de abandonar.
Nada es fácil en esta vida. Y todos sabéis que lo más valioso es aquello que más cuesta. Rendirse no es la solución. Yo estoy seguro de que, con el tiempo, este certamen será una referencia a nivel nacional. La importancia de la ciudad y la enorme categoría de los grupos que participan terminarán imponiéndose a la abulia y a la apatía que hemos observado hasta ahora en la respuesta del público. El teatro no es un espectáculo de masas, sino de gente cultivada. El teatro nos termina enfrentando a nuestra propia vida y eso no está al alcance de muchos. El nivel de este concurso no lo va a dar nunca el número de espectadores, sino la calidad de las obras. No obstante, Ronda ha demostrado muchas veces que tiene un alto porcentaje de amantes del teatro y de la escena, que, desgraciadamente, aún o se ha reflejado en una asistencia razonable, decente y en consonancia con el nivel de afición que aquí existe. Todo se andará. Paciencia y ánimo para el Delegado de Cultura, Ángel, que parece un hombre comprometido con la cultura y que sabe lo que se hace; ánimo también para Mamen, José Manuel, Rafalito, José Mari y demás gente implicada en su organización.
Termino con un fragmento de mis dos poemas favoritos sobre este universo apasionante de la escena.
EL TEATRO
El teatro es vivir en otras vidas,
el teatro es morir en otras muertes,
es nunca dar la vida por perdida,
es un siempre empezar a conocerte.
El teatro es abrir una ventana;
es miedo, es tensión y es agonía,
es reunir la noche y la mañana,
confundir la tristeza y la alegría.
El teatro es vivir esa aventura
que sueña cualquier alma enamorada;
es llegar al umbral de la locura,
es vivir en el filo de la nada.
El teatro es sacar de la chistera
los sueños que sembramos en el viento,
es empezar a ser el que quisieras,
es volar sin moverte del asiento.
EL ACTOR
El actor se contempla en el espejo
y encuentra que su vida es otra vida;
mete otra identidad en su pellejo
y acepta un nuevo reto, otra partida.
Su mentira está fuera de su esencia,
su verdad está dentro de su abismo,
tiene siempre presente en su conciencia
que su vida es salirse de sí mismo.
En escena el actor se siente eterno,
él y solo él; no hay más en su paisaje;
es capaz de bajar hasta el infierno
para que suba al cielo el personaje.